EL PAíS
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La última alegría
“Yo lo voy a ayudar a que gane, quiero verlo hoy”, pidió Charly por teléfono. Del otro lado, Fernando Szereszevsky, vocero histórico de Alberto Kohan y de la campaña menemista, acordó el encuentro para la noche del lunes. Menem lo recibió en el primer piso del Hotel Presidente:
–Yo prefiero la fiesta menemista de la que hablan y no este velorio en el que vivimos –le dijo el riojano en la bienvenida, tras un abrazo afectuoso. Charly también dejó planteados sus reparos a la secta “Hare Kirchner”, como se burló de la alianza entre el candidato oficial y Eduardo Duhalde. El músico no tardó un segundo en sacar su grabador y hacerle escuchar a Menem tres de sus nuevos temas. “El primero se llama ‘Negociando’ y tiene que ver con la guerra. Por eso empieza con música iraní”, arrancó. “El segundo –siguió– es ‘Rehén’, tiene que ver con la actualidad y con la inseguridad, aunque yo, Carlitos, le doy otro sentido y te puede servir. Y el tercero se llama ‘Asesíname’. Y te va a encantar.”
A pesar de la tensión del momento político, Menem acompañó la música con movimientos de pies y chasquidos de dedos. Al rato ingresaron los “ministeriables”. El vocero de Kohan dijo: “Ahora sí tenemos el gabinete completo”. Charly ya se había ofrecido como ministro de Cultura. “Ojo que yo soy más talentoso que Gilberto Gil”, hizo reír a los presentes en alusión al hombre de la cultura del Brasil.
El país temblaba por la incertidumbre. Y Charly, el músico, decidió retirarse, no sin antes regalarle a su “amigo” una de las estatuillas del Premio Gardel. “Gracias, Carlitos, quedate tranquilo que todo va a salir bien”, le dijo. Menem sonrió. Fue su última alegría.
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