EL PAíS • SUBNOTA
La suave pero constante presión estadounidense para que las Fuerzas Armadas argentinas vuelvan a involucrarse en cuestiones de seguridad interior provoca silenciosas simpatías entre militares, retirados en el escalafón pero muy activos. Uno de ellos es el general de división Hernán Darío Olmos, quien tuvo sus quince minutos de fama el 7 de abril de 2002, cuando era comandante del cuerpo II de Ejército, al declarar que no descartaba el uso del poder militar contra una escalada de crisis social o una guerra contra el terrorismo. Néstor Kirchner lo pasó a retiro al día siguiente de asumir la presidencia, por considerar que junto con otras dos docenas de generales intentaba recrear el Partido Militar. El 20 de mayo de 2004, pasadas las diez de la noche, Kirchner llamó a su primer ministro de Defensa, José Pampuro:
–Pepe, andate ya mismo al regimiento Patricios –le ordenó.
–¿Qué pasa en Patricios?
–Hay unos muchachos que se juntaron para comer y charlar. Fijate en qué andan.
Descubiertos con las cucharas en el plato, los asistentes explicaron que estaban celebrando el Día de la Patria, que no es el 20 sino el 25 de mayo. El general Olmos era uno de los asistentes, junto con un nutrido grupo de opositores a los juicios por violaciones a los derechos humanos, cuya reapertura respaldaba el gobierno, como el ex ministro de Defensa del bipartidismo Horacio Jaunarena y el ex viceministro y reivindicador de la tortura Vicente Gonzalo Masot; el ex oficial carapintada Gustavo Breide Obeid; almirantes sindicados de haber intervenido en los vuelos de la muerte, como el cuñadísimo Basilio Pertiné; el capitán de navío Jorge Perren, quien poco después fue detenido por los crímenes cometidos cuando era el temible Puma de la ESMA; el brigadier Francisco Serrat, en cuya dependencia se realizaron tareas de espionaje sobre organizaciones políticas; el ex jefe de escuchas de la SIDE, teniente 1º Julio C. Sarmiento quien en 1981 apeló su pase a retiro consignando por escrito que en Tucumán había interrogado, ejecutado y concretado “la parte más sucia que era hacer desaparecer los cadáveres de aquellos detenidos ‘por la izquierda’ que no soportaban los interrogatorios”; el coronel Rubén Víctor Visuara, ex jefe operativo de la banda de Aníbal Gordon y del centro clandestino de detención Automotores Orletti, que sería detenido en 2006, y los empresarios Miguel Angel Iribarne, Emilio José Cárdenas y Jorge Brito.
–Ojo que no estamos conspirando –dijo la eminencia gris oscuro del radicalismo, Enrique Nosiglia.
–Eso que decís me garantiza que sí –le respondió Pampuro con sonriente conurbanidad.
Sólo se escuchaba el ruido de los cubiertos, que apuraron lo que quedaba de los platos y a las once de la noche no quedaba nadie. Olmos reapareció a la luz pública el 11 de abril de este año cuando Puricelli firmó la resolución 259, que lo designó director del Instituto de Ayuda Financiera de las Fuerzas Armadas. La dirección de esa caja que paga 85 mil jubilaciones y pensiones, otorga préstamos personales y créditos hipotecarios por 1570 millones de pesos, es un buen regalo de aniversario, al cumplirse exactos diez años y una semana de su reivindicación del uso policial del instrumento militar de la Defensa Nacional.
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