EL PAíS
• SUBNOTA › LA ESTRATEGIA OFICIAL DE SEGURIDAD
Solamente prevenir
› Por Raúl Kollmann
En las últimas 48 horas el Gobierno recibió fuertes presiones para que actúe con más dureza contra manifestantes, piqueteros y, sobre todo, contra quienes irrumpieron en los bancos. La voz de Eduardo Amadeo, anunciando cuotas mayores de represión, reflejó esas presiones, especialmente de los banqueros y empresarios que dicen “eso se ve en Nueva York y todos los centros financieros”. En principio, la estrategia a corto plazo será poner muchos policías con uniforme en la calle –como para intimidar–, realizar algunas detenciones de revoltosos, pero mantener el criterio de no tirar gases lacrimógenos, obviamente no disparar y evitar enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y manifestantes. “¿Qué querían? ¿Qué ayer tiráramos gases lacrimógenos en la city a las dos de la tarde? Hubiera sido un desastre. Eso también se iba a ver en Nueva York”, le dijo anoche un alto funcionario de Seguridad a Página/12.
Es cierto que en las últimas horas el presidente Eduardo Duhalde habría manifestado que le gustaría ver una cuota mayor de firmeza, más que nada frente a los que rompen vidrieras de los bancos o los que pintaron un camión de caudales. Igualmente, por ahora la evaluación de las fuerzas de seguridad es que no se produjeron hechos demasiados peligrosos, no hubo heridos ni daños relevantes. “El ejemplo no puede ser el de Salta, donde hirieron a una nena que quedó atrapada en medio de la represión. Y, encima, eso no evitó que rompieran vidrieras e hicieran destrozos. Si aquí hay un muerto, empezamos otra vez con grandes bataholas y situaciones inmanejables que van a producir todavía más daños”, argumentó el funcionario de Seguridad.
Ante la jornada de piquetes, cacerolazos y escraches de hoy, la decisión es poblar el centro de personal uniformado con las mismas instrucciones que tenían en los últimos días: no caer en enfrentamientos, no herir a nadie. “Las cosas deberán resolverse en el plano político no en el policial”, aseguran los responsables del operativo.
Mientras tanto, en el Gobierno va creciendo la idea de conformar una nueva fuerza antimotines, especialmente preparada para afrontar la cuestión de las movilizaciones. Se supone que el entrenamiento estaría orientado a que los hombres se manejen sin armas de fuego, pero que sean capaces de frenar a los más revoltosos e incluso detenerlos. Hay quienes proponen extender esa idea a la custodia del fútbol.
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