Los duros términos que el presidente Néstor Kirchner utilizó para referirse a la Corte Suprema y, sobre todo, a su titular Julio Nazareno, no nacieron de la nada. Según confesó a Página/12 uno de los integrantes del gobierno nacional, se originaron tras la “extorsión” que pretendió ejercer el cortesano para evitar nuevos juicios políticos. “Si quieren pelea se la vamos a dar”, afirmó el Presidente cuando le comentaron que los supremos amenazaban con emitir dictámenes que pueden ser dañinos para la administración del patagónico.
El integrante del círculo íntimo de Kirchner relató a este diario que el ministro de Justicia Gustavo Beliz mantuvo hace unos días una discreta reunión con los supremos. En ella se habló de la necesidad de transparentar la Justicia y, fundamentalmente, de concretar la exigencia social de producir recambios entre sus integrantes. Nazareno, según la fuente, fue el que llevó la voz cantante. Le aseguró al funcionario que de ninguna manera el Gobierno podía esperar una reacción similar a la del ex jefe del Ejército Ricardo Brinzoni: “El se quejó una vez que lo desplazaron. Nosotros no somos iguales y estamos dispuestos a ejercer nuestro poder”, dijo el magistrado. Nazareno fue todavía un poco más allá al relatar una serie de causas pendientes de resolución que podrían causar zozobra en el nuevo gobierno. Primero describió aquellas relacionadas con el sistema financiero para luego concentrarse en la posible declaración de constitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Cuando Beliz relató lo sucedido a Kirchner, éste reaccionó de inmediato. “Les vamos a dar pelea”, dijo. Anoche, el Presidente habló con los diputados del PJ y exigió que avancen con las causas contra el supremo. Les anticipó el contenido del discurso y les dijo que si no había respuesta avanzará con una consulta popular.