EL PAíS • SUBNOTA › APOYOS Y CRíTICAS AL ACUERDO CON IRáN
› Por Sebastian Abrevaya
El debate en el Senado sobre el memorándum de entendimiento con Irán para avanzar en el esclarecimiento del atentado a la AMIA mostró posiciones divididas entre representantes de la comunidad judía y asociaciones de familiares y víctimas del atentado. Por un lado, la AMIA y la DAIA ratificaron su posición en contra, que fue acompañada por Laura Ginsberg, de la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA (Apemia). En cambio, las dos organizaciones más representativas vinculadas con la lucha por la justicia, Memoria Activa y la Asociación de Familiares y Amigos de las Víctimas del atentado, consideraron que es necesario realizar las indagatorias “donde sea” para romper con la parálisis judicial.
Pasadas las 3 de la tarde, luego de la exposición de Héctor Timerman y de las preguntas al canciller, llegó el turno de los representantes de la comunidad judía. Guillermo Borger, titular de la AMIA, se excusó de dar fundamentos jurídicos y repitió los mismos conceptos políticos que provocaron la respuesta de la presidenta Cristina Fernández: “Esto no es un paso adelante, es un retroceso, y si es un paso adelante es al precipicio”, manifestó, para agregar que la firma del acuerdo puede originar “caer en la nulidad de lo actuado por la Justicia y así seríamos tierra fértil para un tercer atentado”.
El senador kirchnerista Miguel Pichetto le solicitó que diera precisiones sobre sus dichos y le dijo que si tenía fundamentos los presentara ante la Justicia. “No puedo decir que el tercer atentado vendrá. Es la percepción de un ciudadano argentino”, respondió Borger, que reconoció no tener pruebas materiales de sus afirmaciones. Si bien dijo confiar en la Justicia argentina y en la buena fe del gobierno nacional, aseguró que la Argentina no puede asociarse “con el régimen que niega la Shoá, la peor tragedia de la historia de la humanidad”. Por su parte, el presidente de la DAIA, Julio Schlosser, insistió en la misma línea para sostener que consideraba que Irán “no es un interlocutor válido, creíble” y que “el memorándum no es claro”, pero se encargó de destacar que creía en la buena fe del Gobierno, en su iniciativa y que fueron las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner las que más hicieron para esclarecer el atentado, además de respaldar oficialmente las actividades para evitar la repetición del Holocausto.
Antes de que arrancaran las agrupaciones de familiares, Laura Ginsberg, de Apemia, se levantó de su asiento, en medio de la sesión y denunció a viva voz que no había sido invitada para participar. El titular de la Comisión de Relaciones Internacionales, Daniel Filmus, explicó que ningún senador había solicitado su incorporación en la lista de invitados. Finalmente, Ginsberg fue aceptada y abrió la tercera tanda de expositores. “Si apoyan la sanción de esta ley van a sancionar la ley del punto final de la AMIA; van a hacer obediencia debida”, dijo Ginsberg, representante de un desprendimiento de Memoria Activa, que acusó al Gobierno de querer “sacarse el tema de encima”.
“Queremos que se realicen las indagatorias donde sea; que nos garanticen que no van a caer los alertas rojos (de Interpol sobre los sospechosos) hasta que terminen las indagatorias y que Argentina garantice que se va a retirar si no se cumple con esto”, planteó Diana Malamud, referente de Memoria Activa. “Hay una causa que hace 19 años que está parada, hay impunidad. Tenemos otra causa por encubrimiento que no sabemos por qué no avanza. Queremos un poco de verdad después de tantos años y pensamos que esto es por lo menos una ínfima posibilidad de que eso ocurra”, concluyó Malamud.
Por último, Olga Degtiar, de Familiares y Amigos de las Víctimas del atentado, apoyó la indagatoria en Teherán y cuestionó que sólo se plantearon rechazos al memorándum, pero no hubo propuestas para avanzar en la causa. “Yo lo único que quiero es saber la verdad, no busco perejiles ni chivos expiatorios. Es lo único que me va a dar paz”, dijo Degtiar, quien advirtió sobre la falta de representatividad de las instituciones judías, sobre todo de la AMIA, cuyo titular se había adjudicado la representación de 30 familiares de víctimas. “Me hubiera gustado verlos aquí, pero no están, como no están tampoco al tanto de la causa”, resaltó.
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