Cerca de las 12 del mediodía de hoy comenzará a sonar la chicharra de la Cámara de Diputados, convocando a los legisladores a sentarse en sus bancas para tratar el memorándum de entendimiento con Irán. Con la oposición comprometida ante la DAIA a no prestar quórum para iniciar la sesión, el oficialismo aseguraba ayer contar con los 129 legisladores necesarios para convertir en ley el proyecto. “Nuestra responsabilidad legislativa es debatir sobre todos los temas. La gente nos votó para discutir y decidir lo mejor para la Argentina”, aseguró ayer el presidente de la Cámara, Julián Domínguez, en un mensaje a los opositores. Fuentes del bloque kirchnerista estimaban entre 131 y 135 legisladores para habilitar el debate.

Será el primer desafío del año para el Frente para la Victoria, en un tema impulsado personalmente por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Con una victoria sencilla en el Senado, los números en la Cámara baja no estaban tan claros, al menos hasta ayer. Se oponen la UCR, el FAP, el peronismo disidente, el PRO y Proyecto Sur. Pero además, el bloque de Felipe Solá, el riojano Jorge Yoma (cada vez más díscolo) y otros diputados como Pablo Moyano y Omar Plaini se pronunciaron en contra, poniendo en apuros a la bancada que conduce Agustín Rossi.

El jefe de bloque del FpV reconoció entonces que buscaban otras herramientas para alcanzar el número: pedirle a la tucumana Beatriz Mirkin y al chubutense Carlos Eliceche, que renuncien a sus cargos provinciales para volver a la Cámara, donde habían pedido licencia. “Renunció porque la necesitaba la Nación para el quórum de la Cámara de Diputados y espero que luego reasuma el cargo”, manifestó ayer el gobernador tucumano José Alperovich, mientras Eliceche todavía analizaba la situación.

Según los últimos números, el kirchnerismo no necesita estrictamente de esas dos bancas, ya que contaba con siete apoyos del Frente Cívico por Santiago, cuatro de Nuevo Encuentro, tres del Movimiento Popular Neuquino, además de bloques unipersonales. Fuentes del oficialismo transmitieron que la movida fue un pedido puntual de la Casa Rosada, para evitar una situación ajustada, que pueda tener derivaciones indeseadas como sucedió en la votación del traspaso de fondos del Banco Ciudad.