Las estrategias desplegadas por los asesores letrados frente a la investigación de Mariano Bergés difieren. El estudio Saint Jean ya comenzó sus aprestos. Lleva desde hace mucho las cuestiones penales del Citi (y algunos de sus miembros hacían doblete asesorando de modo simultáneo a directores del Central) y ahora ha asumido nuevamente su representación, a la que le suma la del Boston. El Scotia puso el problema en manos del estudio Sarrabayrousse. Los demás, bajan el perfil y hacen mutis. Esperan, tal vez, que esas planillas que figuran en los diskettes no contengan elementos capaces de seguir alentando a un juez poco permeable a las presiones. Al menos, así parecen demostrarlo su tenaz investigación a la influyente Escuela de Yoga; la citación a declaración indagatoria del ex intendente Jorge Domínguez en plena campaña electoral de PJ y el allanamiento a la SIDE de Hugo Anzorreguy, hermano del hombre que apadrinó su ascenso a la titularidad de un juzgado de instrucción. Ese dato fue aportado por el propio Bergés a este diario unos años atrás. “Me propuso uno de los dos hombres que hoy tienen poder en la justicia –dijo entonces– pero esa designación, le advertí, no me obliga a contraprestaciones.”