EL PAíS
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La policía y los negocios
› Por Irina Hauser
Policía a la defensiva. “La policía siempre ha tenido este tipo de actitudes de apretar a los pobres, a los marginales de esta sociedad. A su vez, la policía ahora está bajo una crítica muy fuerte de la sociedad, que la cuestiona por no hacer nada y la empieza a vincular con el delito. Entonces, los policías protagonizan operativos, tratan de hacerse notar, y se defienden culpando a los cartoneros”, dice el sociólogo Juan Pegoraro, de la Cátedra Delito y Sociedad, Sociología del Sistema Penal (UBA). “A eso hay que sumar que la policía siempre busca fuentes de financiación paralelas y ahora que ha perdido el manejo de los desarmaderos y que el Estado empieza a obstaculizarle la entrada de plata negra, van a buscarla donde sea. Es muy sórdido esto de sacarle dinero a esta pobre gente, los cartoneros; en términos humanos es tan inhumano que suscita una indignación moral muy fuerte”, agrega Pegoraro.
Cuestión de negocios. En busca de más razones, el asambleísta de Palermo Jorge Iglesias, que concurre a la Mesa del Diálogo cartonero, dice: “Los cartoneros son competencia para las empresas recolectoras y recicladoras. Es una posible razón para que esas firmas y la policía estén tan interesadas en sacar a los cartoneros de la calle”. Alejandro Tiscornia agrega: “El de la basura es un gran negocio, que estuvo concentrado en grandes grupos de poder económico, y que en 2001 se llevó 200 millones. Pero la actividad de los cartoneros introdujo un cambio. El Ceamse les atribuye la baja del 15 por ciento registrada en los últimos tiempos en la recolección. Con la licitación pendiente, está en juego si el negocio se lo quedarán grandes empresas, que podrían absorber sólo a parte de los cartoneros, o si se distribuye el negocio con ellos”.
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