EL PAíS • SUBNOTA › LA IMAGEN DE LOS LIDERES DEL PARO DEL JUEVES PASADO
› Por Raúl Kollmann
La imagen de los líderes del paro del jueves ranquea entre las peores, si se la compara con los demás protagonistas de la escena nacional. Tanto Hugo Moyano como Luis Barrionuevo registran algo así como un 65 por ciento de opiniones negativas y un 25 por ciento de positivas. El dato se complementa con la idea (ver nota central) de que el paro se hizo para que ellos se reposicionen en el mundo político opositor, más que por el objetivo de conseguir mejoras para los trabajadores. Lo señalado por el sondeo de Ibarómetro encaja con una evaluación general del sindicalismo: los dirigentes tienen mala imagen, pero el ciudadano común cree que pese a eso los sindicatos consiguen mejoras para los trabajadores.
No sólo Moyano y Barrionuevo: en general, los dirigentes gremiales tienen mala imagen. “Los niveles de sindicalización de la Argentina son los más altos de la región –analiza el director del sondeo de Ibarómetro, Ignacio Ramírez–. Es un dato enraizado en la historia y en la cultura política del país. En perspectiva los números son elocuentes: el porcentaje de trabajadores afiliados a sindicatos en la Argentina (más que) duplica la densidad sindical de Brasil y Chile. Sin embargo, y pese a la centralidad y penetración de los sindicatos en el ámbito laboral, las miradas de la sociedad argentina sobre el sindicalismo están mayoritariamente teñidas de críticas y sospechas. Tal valoración negativa se apoya en extendidas percepciones sobre un sector al que se le atribuye un déficit de transparencia, ausencia de democracia y de recambio. Al respecto, las encuestas ilustran niveles de desconfianza sobre este actor más propios de 2001, epicentro de la crisis de representación y nihilismo colectivo, que de estos tiempos. En suma, las organizaciones sindicales han crecido mucho en tamaño e incidencia en el ámbito laboral en los últimos diez años, pero no han podido construir legitimidad ante la opinión pública. Un desafío pendiente del que se habla poco.”
Bastante en línea con la opinión sobre el paro, un 61 por ciento de los consultados dicen que los dirigentes gremiales se interesan más por sus intereses que por mejorar la situación laboral de los trabajadores. Sólo el 27 por ciento afirma que no está de acuerdo con esa mirada. Pero esa nítida mayoría en contra de los dirigentes se convierte en una sólida mayoría a favor de los sindicatos como instituciones, en tanto el 55 por ciento de los encuestados plantea que los sindicatos consiguen mejoras para los trabajadores. Esta bifurcación se refleja con claridad cuando en el sondeo aparece como primer motivo del paro el interés político de Moyano y Barrionuevo.
El gastronómico aparecía muy desdibujado en el plano sindical, con una central de escasa representación y un gremio que acató poco el paro. Moyano venía de una alianza con Francisco de Narváez en las elecciones y cosechó pésimos resultados: la nómina del empresario colombiano perdió el 70 por ciento de los votos que había logrado en 2009 en territorio bonaerense, y en Capital Federal, con Julio Piumato y Julio Bárbaro como candidatos, apenas obtuvo el 0,66 por ciento de los votos, por lo que no pudo siquiera pasar de las PASO. Si a esto se suma que gran parte de las paritarias estaban en marcha –y algunas de las más importantes ya cerradas–, el dúo Moyano-Barrionuevo había perdido centralidad. De allí la percepción de los encuestados de que el objetivo del paro fue más un reposicionamiento político que una movida con base en un reclamo de los trabajadores.
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