EL PAíS
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Solidaridad a la olla
“Olé olé, olé olá, a este pueblo no le pegan nunca más”, cantaron las mil personas que se concentraron anoche en la plaza central de Merlo para repudiar la agresión que habían sufrido, hace una semana, los caceroleros de esa localidad. Estaban los vecinos del distrito, delegados de muchas asambleas de Capital y el conurbano, organismos de derechos humanos y militantes de partidos de izquierda. Entre la multitud caminaban Luis Zamora, Vilma Ripoll, Jorge Altamira y Hebe de Bonafini, que acusaron al intendente Raúl Othacehé por los ataques que sufrieron las asambleas barriales de Merlo, Padua y Parque San Martín. “Este intendente se maneja como un mafioso”, acusó Bonafini. “Vine a solidarizarme para que los vecinos puedan hacer su asamblea”, dijo Zamora a Página/12. Desde un camión hablaron los vecinos. Admitieron que “se estaban jugando el cuero” por presentarse en la plaza para repudiar la agresión. Al mirar hacia la avenida Libertador, los que venían de lejos entendieron cuál era el riesgo. A doscientos metros, detrás de las vallas policiales y la guardia de infantería, se veían las banderas de los hombres de Othacehé. Al final, por esta vez, todo terminó en paz.
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