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La otra izquierda quedó boqueando, casi como un pez fuera del agua
La excelente votación de Autodeterminación y Libertad casi barrió con el resto de la izquierda, que de cinco legisladores sólo pudo conservar uno. Los principales representantes del sector atribuían el fracaso a la incapacidad demostrada para unificar propuestas.
› Por Irina Hauser
En las dos elecciones anteriores había dado sorpresas. Esta vez, la otra izquierda, la de los partidos que no están encolumnados con Luis Zamora, sufrió una fuerte caída de votos que se trasladaron, precisamente, a Autodeterminación y Libertad (AyL). En la Cámara de Diputados no tenían bancas en juego, pero en la Legislatura porteña perdieron cuatro de los cinco lugares que ocupaban. Los propios dirigentes de esta ala política atribuyen su retroceso a la eterna incapacidad de unir sus propuestas, a que Zamora concentró en su figura el repudio a los candidatos que polarizaban la elección y a que la clase media encontró en él una alternativa a los movimientos sociales frustrados y a los partidos políticos tradicionales.
Los números reportaban al cierre de esta edición que el partido de Zamora obtenía alrededor del 12 por ciento de los votos, mientras que las 12 listas de izquierda restantes arañaban, todas juntas, un 4 por ciento.
En los comicios de mayo de 2000, cuando se eligieron jefe de Gobierno y legisladores para la Ciudad de Buenos Aires, la izquierda florecía sin Zamora en la escena política. Por entonces, presentando listas separadas juntaron en la sumatoria cerca del 11 por ciento de los votos. En octubre de 2001, en la votación para diputados, seis agrupaciones separadas concentraron un record de 25 por ciento de los votos de la izquierda en Capital Federal. Entre aquellas listas, AyL hizo una gran elección que concentró el 10 por ciento de las voluntades.
Según los cálculos de la trasnoche, AyL se quedaría con seis o siete bancas en la Legislatura porteña, donde no tenía ninguna, mientras que el Partido Obrero (PO) perdía la suya (ocupada por Jorge Altamira), el Partido Humanista (PH) se despedía de la propia (en manos de Lía Méndez), también se esfumaba el lugar de Abel Latendorf (que había llegado a legislador con la lista de Antonio Cartañá) e Izquierda Unida (IU) perdía el lugar de Patricio Echegaray pero lograba conservar el de Vilma Ripoll.
Algunos dirigentes, que esperaban un resultado de estas características, se animaron a revisar lo ocurrido:
u “Lo que primó fue el voto útil de la izquierda. Zamora apareció como la figura más representada en los medios que podía expresar un voto masivo de repudio a (Aníbal) Ibarra y a (Mauricio) Macri. Hay que tener en cuenta que parte del electorado de la ciudad tiene una posición más crítica que lo que ofrecía el oficialismo porteño”, evaluó Cristian Castillo, candidato del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). “Lo que le cuestionamos a Zamora es que no se propone organizar un movimiento militante y que ha dejado de hacer una referencia clara a la clase trabajadora como sujeto de lucha”, agregó.
u “Nosotros teníamos la esperanza de conservar la banca del PO, pero evidentemente Zamora absorbió gran cantidad de votos nuestros y del resto de la izquierda”, dijo Marcelo Ramal, candidato a jefe de Gobierno y legislador del PO. “AyL capitalizó el rechazo y frustración de la clase media en relación a los partidos tradicionales y, paradójicamente, al proceso de lucha protagonizado por movimientos sociales como el asambleario o el piquetero. Zamora no los rechaza, pero tampoco los encarna, es ambiguo y en eso radica su éxito. Nosotros creemos que él no ha construido una organización sino un proyecto personal”, señaló.
u Vilma Ripoll, que se postuló para jefa de Gobierno, analizó: “El resultado demuestra, una vez más, que si las 13 fuerzas de izquierda que nos presentamos lo hubiéramos hecho juntas, podríamos haber roto la polarización y hasta disputar la Jefatura de Gobierno. Es lamentable, pero eso no ocurrió porque le propusimos a Zamora ir juntos pero él no quiso. Creo, igual, que no todos los votos de la izquierda fueron a AyL, también fueron al partido de Miguel Bonasso”.
u “La izquierda pierde votos en un contexto político en que el gobierno de Néstor Kirchner ha logrado concitar la atención de la población a base de gestos, que son una cortina de humo. Esa primavera se va a terminarcuando hay que cumplir con las exigencias del FMI”, sostuvo Rodolfo Onesti, que compitió por el Movimiento al Socialismo (MAS). A su entender, los votos que captó AyL “en realidad se inscriben en un crecimiento del centro-izquierda en detrimento de la izquierda”.
u Jorge Pompei, candidato a diputado del PH, culpó a los medios de comunicación “por darle más protagonismo a Zamora que al resto de la izquierda. La gente que no adhería ni a Macri ni a Ibarra sólo encontraba una alternativa en Zamora”.
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La otra izquierda quedó boqueando, casi como un pez fuera del agua
› Por Irina Hauser