Jue 28.08.2003

EL PAíS • SUBNOTA

“Quieren reeditar un Pacto de Olivos y no lo vamos a aceptar”

En la Casa de Gobierno interpretan que los radicales presionan en pos de ocupar una vacante en la Corte. La sospecha viene de hace rato, cuando los radicales pusieron escollos a la remoción de Nazareno. Y aseveran que no cederán ante la presión opositora.

› Por Fernando Cibeira

La decisión del bloque de senadores de la UCR de no dar quórum para el inicio del juicio político a Eduardo Moliné O’Connor causó en la Casa Rosada sorpresa, pero, sobre todo, enojo. “Quieren que la próxima vacante en la Corte sea para ellos”, aseguró anoche a Página/12 una alta fuente del Gobierno. Según la interpretación que hacían cerca del presidente Néstor Kirchner, el radicalismo busca reeditar “un Pacto de Olivos residual” que le garantice un representante en el Tribunal. “No vamos a aceptar ninguna negociación”, remarcaba la fuente. El Gobierno buscará conseguir quórum propio para la sesión del miércoles próximo y, si hace falta, desplazar a Moliné sin la presencia radical. “El Presidente está absolutamente preocupado”, sintetizó el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
El antecedente a tener en cuenta, decían anoche en Gobierno, sucedió durante la instrucción del juicio político a Julio Nazareno. En aquel momento, al oficialismo le costaba reunir a la comisión de Diputados, especialmente por la renuencia radical. El jefe del bloque de senadores, Miguel Angel Pichetto, le transmitió luego el mensaje al Presidente: la UCR –sostenía en Gobierno– quería el lugar de Nazareno para uno de los suyos. En aquel momento, el nombre del ex ministro de Justicia de De la Rúa Ricardo Gil Lavedra fue uno de los que circularon como candidatos.
La lógica del pedido radical sería que quien consideraban su hombre en la Corte, Gustavo Bossert, renunció luego de que el gobierno de Eduardo Duhalde impulsara y fracasara en su intento de enjuiciar a los nueve jueces del Tribunal. El reemplazante de Bossert resultó el ex senador del PJ cordobés, Juan Carlos Maqueda. Así que en las cuentas radicales se fue un miembro propio a quien reemplazó un peronista, por lo que todavía les quedaría un lugar por ocupar. Si no les tocó con Nazareno –el Gobierno designó a Eugenio Zaffaroni–, les debería tocar ahora con Moliné O’Connor. Esto siempre en la versión de la Casa Rosada.
“No entienden que hay un funcionamiento de la política que se rompió”, explicaban cerca del Presidente, en donde adelantaban que no aceptarían lo que consideraban una maniobra “negociadora y dilatoria” del bloque de la UCR. También destacaban que, por ejemplo, los radicales Rodolfo Terragno y Juan Carlos Passo habían bajado a la sesión mientras que, en el justicialismo, los menemistas no lo habían hecho. “Es ese sector del radicalismo con el menemismo”, puntualizaban. De ahí la mención a una reedición del Pacto de Olivos.
Tema excluyente
La caída de la sesión en el Senado fue el tema del día en la Rosada. Aníbal Fernández conversó en su despacho sobre la cuestión con la senadora Cristina Fernández de Kirchner. La senadora le explicó al jefe de Gabinete que no aceptaría la pretensión radical de volver a debatir las recusaciones planteadas por Moliné ni las excusaciones de los senadores. “Sería antirreglamentario tratar dos veces lo mismo. Me podrían pedir la nulidad del proceso”, le dijo Cristina Kirchner.
Fernández luego ofreció una conferencia de prensa junto a Pichetto y al candidato del PJ para gobernador en Río Negro, Carlos Soria, luego de entrevistarse con el Presidente. Kirchner, dijo el jefe de Gabinete, “está absolutamente preocupado por no ver un camino de solución expedito en el menor tiempo posible, por lo cual eso es toda una preocupación”. Agregó que “para el Presidente de la Nación la recuperación institucional de la Corte Suprema no es un tema más, es un tema excluyente”.
Otro de los flancos que atacaba el Gobierno tenía que ver con el senador radical Raúl Baglini, quien originó el problema al pedir que se lo excuse de participar en el juicio, porque como abogado tiene un cliente con una causa en la Corte. En la Rosada sostenían que el argumento de Baglini coincidía con el de Nazareno, Moliné y el abogado de ambos, GregorioBadeni, cuando recusaron a todos los diputados de la Comisión de Juicio Político porque eran abogados. Un argumento que era considerado banal tanto en la Rosada como en el Congreso (ver nota aparte).
Por otro lado, en el oficialismo vinculaban a Baglini con algunos empresarios cercanos al menemismo que en este caso tendrían lógico interés en salvarle el pellejo a Moliné O’Connor, a quien en Tribunales consideran la materia gris de la ex mayoría automática. El senador radical, para más, termina su mandato en diciembre y no tiene planes de postularse para ninguna candidatura. En Gobierno unían una cosa con la otra y concluían que Baglini puede estar trabajando para algunos intereses más allá de los específicos de su partido político.
Y una más: en la Rosada subrayaban que una de las causas por las que Moliné irá a juicio político será la del contrabando de autos realizado por el Grupo Macri. Agregaban que el radicalismo no definió su candidato en el ballottage porteño por lo que un sector partidario tendría la intención de que no se ventile la causa Macri hasta después del 14 de septiembre, cuando ya se conozca el nombre del nuevo jefe de gobierno.

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