EL PAíS
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Con la vela prendida
Mientras los diputados justicialistas ya saborean el quórum propio, el resto de los bloques parlamentarios rezan para que las urnas no les jueguen una mala pasada. Los más preocupados, sin duda, son los radicales que ven cómo se diluye su representación. Lejos quedó el año 1983 cuando la ola alfonsinista depositó en el Cámara baja 129 radicales, número que se mantuvo hasta los comicios de 1985 y que no se repitió jamás. Sólo en 1999, con el triunfo de la Alianza, llegaron a tener 124 representantes, pero la UCR no estaba sola sino acompañada por el Frepaso. El turno del quórum propio para el PJ llegó recién en 1995 con la reelección menemista. En ese año sentaron 133 legisladores mientras la UCR se derrumbaba a 68. Los radicales no son los únicos que sufren la sequía. El ARI, la fuerza que conduce Elisa Carrió, no logrará mantener los 17 legisladores que integran la agrupación. Disminuirá porque la chaqueña decidió no renovar su banca, pero también porque de los cinco asientos que ponen en juego hoy en Buenos Aires, aspiran a retener apenas tres. Esta baja performance, que ni siquiera logrará revertirse con el escaño que piensan obtener en Tierra del Fuego, ha desatado una crisis dentro del partido de la que todavía no se vislumbra solución.
Nota madre
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