- Cantos. Cuando se descubrió la estatua de Néstor Kirchner hubo cantitos alusivos de funcionarios y algunos militantes –la Presidenta llevó en el avión a cinco dirigentes de agrupaciones juveniles– que se encontraban en el lugar. Después, se acercaron hasta la imagen y volvieron con el “Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo”, estribillo que termina con un término no muy adecuado para que lo acompañaran otros presidentes. Cristina Kirchner se sumó con aquel otro que dice “a pesar de las bombas y los fusilamientos, no nos han vencido”. Quien se acercó en ese momento fue la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien pese a sus evidentes dificultades para moverse no quiso perderse el homenaje.

- Niño. Mientras esperaba que se inicie la ceremonia, Cristina Kirchner se encontró junto a un niño de color de unos cinco años vestido de traje, que aparentemente había ido junto al presidente de Surinam. La Presidenta se le puso a hablar y el chico empezó a mostrar sus habilidades como bailarín, un poco al estilo Michael Jackson. Desde ahí la Presidenta casi que lo adoptó y lo tuvo varios minutos tomado de la mano.

- Globos. Dentro de las atracciones, hubo una suelta de globos blancos con la bandera de cada país. La cuestión es que la suelta se fue demorando y el globo con la bandera argentina reventó. Un gran acierto de la organización fue haber previsto la contingencia y un auxiliar salió disparado en busca del globo suplente. El muleto no corrió muy bien, porque la suelta la ganó el de Bolivia, que picó en punta.

- Festival. Al acto en el que hablaron los presidentes le siguió un espectáculo musical. De Argentina estuvieron Víctor Heredia y César Isella, quienes interpretaron sus clásicos inoxidables: “Sobreviviendo” y “Canción con todos”, respectivamente. Un poco a la manera de Fuerza Bruta, hubo artistas colgando de banderas y un final con fuegos artificiales.