EL PAíS • SUBNOTA › LA FISCAL INVESTIGA A DIEGO LAGOMARSINO, UN TéCNICO QUE TRABAJABA CON NISMAN
Fein analiza la actuación de Lagomarsino, aunque no se le imputa ningún delito. Figura como contratado por la fiscalía de Nisman desde 2007 y aún no se sabe qué función cumplía ni si tenía alguna relación con Stiuso o la Secretaría de Inteligencia.
› Por Raúl Kollmann
El hombre que le prestó el arma a Alberto Nisman el sábado a las 20, Diego Lagomarsino, es investigado por la fiscal Viviana Fein aunque hasta el momento “no se le imputa ningún delito”, según dijo ayer la funcionaria. Se trata de un hombre que ocupa una posición extraña. No es personal de la fiscalía, sino que está contratado y con un contrato de servicios inusualmente alto: 40 mil pesos por mes. Lagomarsino es técnico en electrónica y en informática y, según parece, una pieza de absoluta confianza de Nisman, con quien se veía a veces en la oficina y a veces en la casa. La gran duda es si Lagomarsino provenía de la Secretaría de Inteligencia, si en algún momento trabajó bajo la órbita de Antonio “Jaime” Stiuso o de otro agente, o si realizaba trabajos de análisis electrónicos e informáticos exclusivamente para Nisman vinculados con el caso AMIA.
Según los datos que ya están en el expediente, el técnico ingresó a la fiscalía en 2007 y durante estos siete años facturó como monotributista. Quienes conocen sobre contratos de locación de servicios prestados a una fiscalía afirman que éstos ya casi no existen y consideran que la cifra de 40 mil pesos es sideral, lo que marca que la relación entre Lagomarsino y Nisman es de interés para la causa. “Usted piense que esa cifra es más de lo que gana un secretario letrado de la fiscalía, lo que indica que ese contrato no es lo que aparenta ser”, le dijo a este diario un fiscal con veinte años de antigüedad. La razón básica del ojo que Fein le pone al técnico es que fue la última persona que vio con vida a Nisman y que, además, es quien entregó el arma que produjo la muerte del fiscal en el mediodía del domingo. Su paso por Le Parc, a las 20 del sábado, está registrado en la seguridad.
Tras su declaración el lunes, Lagomarsino pidió protección y dicen que fue alojado en un hotel. De todas maneras, su testimonio marca un punto clave de la causa: que la pistola Bersa calibre 22, número 88.821, que mató a Nisman fue pedida por el fiscal a Lagomarsino. Según el técnico, Nisman le pidió prestada la Bersa por razones de seguridad. Parece una movida extraña por varias razones: Nisman tenía dos armas inscriptas en el Renar a su nombre; es poco calibre para un problema de seguridad; tenía una enorme custodia a la que no le pidió medidas especiales; y la semana pasada, el propio Nisman contó que Procuración le había ofrecido mayor custodia y él la rechazó.
En todo caso, habrá que ver cuál era exactamente el papel de Lagomarsino, con semejante sueldo mensual, escasa asistencia a la fiscalía misma y sin que quede claro cuál era su trabajo fuera de la sede de la fiscalía. Tal vez se trataba de análisis de entrecruzamientos de llamados o de informes de inteligencia encriptados. Tal vez participaba del trabajo en escuchas telefónicas que nutrieron la denuncia que Nisman presentó el 12 de enero.
Y habrá que ver también cuál es el origen y cuáles los vínculos de Lagomarsino. Están los que sugieren que provenía de la SI, pero es algo que habrá que comprobar. Era archiconocida, hecha pública por él mismo, la estrecha relación entre Nisman y Stiuso.
Seguramente en los próximos días estos temas podrían esclarecerse en la investigación de la fiscal Viviana Fein y la jueza Fabiana Palmaghini. Ellas ya tienen acceso al celular y a las computadoras del fiscal, algo en lo que trabajaban ayer peritos de la Policía Federal con funcionarios tanto de la fiscalía como del juzgado.
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