Las últimas fotos de Nisman con distintas modelos no quitan ni sacan a la investigación de su muerte, pero tuvieron un efecto en el expediente: la jueza Fabiana Palmaghini le sacó la pericia sobre fotos, computadoras y celulares a la Policía Federal y se la dio a la Metropolitana. Es una pericia de máxima importancia porque dará datos sobre la hora de la muerte y tal vez sobre el estado de ánimo del fiscal, temas que podrían aportar al dilema suicidio/homicidio.

La investigación por la muerte de Nisman hizo públicos aspectos de la vida del fiscal. Quedó en claro que Nisman viajaba al Caribe de manera bastante habitual, lo hacía con modelos y sin pedir vacaciones, o sea que supuestamente estaba trabajando cuando en realidad se paseaba por las playas. Y a raíz del testimonio de una de esas modelos, Florencia Cocucci, se sabe que el fiscal era quien pagaba los viajes, con pasajes en primera incluidos. La joven admitió que ella no pagó ni un dólar en la excursión a Cancún y contó que Nisman llevó otra chica más, que trabajaba –y aún trabaja– en la fiscalía.

Las fotos sorprendieron, aunque no tanto, a los familiares de las víctimas del atentado contra la AMIA, en especial a los agrupados en Memoria Activa. Ellos venían reclamando –en soledad– la remoción de Nisman de la causa AMIA, entre otras cosas porque “viaja mucho y trabaja poco”, como señalaron Adriana Reisfeld y Diana Malamud en varios de sus discursos. Quienes conocieron de cerca el expediente, tampoco valoraban excesivamente al fiscal ya que no producía avances de importancia, aunque eso era difícil 21 años después del atentado. Muchos no criticaban a Nisman porque respondía a la línea internacional dictada por Washington y Jerusalén: lo único que les importó era que le adjudicaba la responsabilidad del atentado a Irán. El fiscal quedó expuesto en los cables de Wikileaks, con la larga enumeración de visitas de Nisman a la Embajada de Estados Unidos, pedidos de que le revisaran escritos y, sobre todo, reclamos de que no se apartara de la línea de acusación a Irán.

Las siete fotos nuevas difundidas esta semana –Nisman, modelos, playas–, no aportaron nada nuevo a lo que ya se conocía de fotos similares anteriores. Sin embargo, la filtración tuvo su efecto en la causa: llevaron a la jueza Palmaghini a quitarle a la Policía Federal una pericia clave, la de computadoras y teléfonos. Palmaghini se la pasó a la Metropolitana, lo que provocó celebraciones del lado de Arroyo Salgado.

Es obvio que la difusión de las imágenes no tuvo un móvil económico como ocurrió con las fotos del cuerpo de la modelo Jazmín de Grazia, que funcionarios policiales le vendieron a un medio gráfico. En este caso, todo indica que el efecto buscado fue el que se consiguió: que la Metropolitana se quedara con la pericia de lo que hay en las computadoras y celulares. Si se recuerda la primera aparición de Arroyo Salgado después de la muerte de Nisman, rodeada de la oposición, y luego su presencia en la marcha del 18-F, se verá que con la Metropolitana se siente jugando de local.

Más allá de ese extraño apartamiento, la jueza Palmaghini se quedó con un fuerte dominio sobre la pericia: resolverá qué contenidos de las computadoras y los celulares son importantes para la causa y cuáles son de la intimidad de Nisman. Es como cuando, hace décadas, una persona dejaba correspondencia: el juez resolvía si las cartas debían ser entregadas a los destinatarios o si se incorporaban a la causa.

En el caso actual, la línea es muy fina porque hay aspectos de la vida familiar que pueden explicar cómo estaba Nisman aquel fin de semana y al mismo tiempo se puede considerar que son de la intimidad del fiscal. Como se recordará hubo una dura controversia entre Nisman y su ex esposa por el asombroso regreso del fiscal desde Europa, interrumpiendo un viaje de festejo de cumpleaños de su hija mayor. Los mails sobre esa controversia pueden ser considerados como vitales para el expediente de la muerte del fiscal o material de la intimidad de Nisman.

Palmaghini va a ser quien resuelva, sólo en presencia de su secretario, qué se perita y qué no.