EL PAíS • SUBNOTA › ENTREVISTA AL ANALISTA RUSO PETR YAKOVLEV SOBRE LA VISITA PRESIDENCIAL
Experto en las relaciones de Rusia con América latina, Yakovlev explica los motivos del acercamiento del gobierno de Putin a esta parte del continente y las posibilidades que se abren con el viaje de Cristina Kirchner a Moscú.
› Por Por Agustín Fontenla
Desde Moscú
La disputa entre Rusia y Estados Unidos y la Unión Europea por la guerra en el este de Ucrania ha hecho que el Kremlin reparta nuevas barajas entre sus socios comerciales y políticos. El fuego cruzado, de declaraciones y sanciones, entre Moscú, Bruselas y Washington desde mediados de 2014 cuando estalló el conflicto bélico en el país eslavo, llevó a Rusia a reforzar su presencia en América latina. Aunque el gigante eurasiático lleva varios años trabajando en devolverle a la región la importancia que tenía en la agenda durante los tiempos de la URSS, la coyuntura actual ha dado a los dos actores la oportunidad de aumentar el intercambio comercial (tras el embargo de productos alimenticios de Rusia a Europa), pero sobre todo de encontrar un aliado respecto de cuál debe ser el nuevo orden geopolítico mundial. Doctor en Economía, jefe del Centro de Estudios Ibéricos del Instituto de América latina de las Ciencias Rusas, Petr Yakovlev diálogo con Página/12 acerca del significado de las relaciones de Rusia y América latina, a propósito del viaje de la presidenta Cristina Kirchner.
–¿En qué estado se encuentran las relaciones entre Rusia y América latina?
–Actualmente hay un proceso de intensas relaciones políticas y económicas entre Rusia y los países de América latina. En el ámbito político, esto se refleja en el gran número de reuniones de alto nivel, consultas periódicas a través de canales diplomáticos, cooperación en organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y el G-20. Es simbólico que la convergencia ruso-latinoamericana tiene lugar en los tiempos de la “nueva guerra fría”, período de extrema tensión en la situación internacional, que es causada principalmente por la evolución de la crisis en Ucrania. En estas circunstancias, era particularmente importante la coincidencia de opiniones entre Rusia y varios países latinoamericanos sobre cómo y en qué dirección debe cambiar el panorama geopolítico, cuál debe ser el futuro orden mundial basado en los principios de la multipolaridad.
–¿Cómo describiría la relación entre Moscú y Buenos Aires?
–Este año se cumplen 130 años de relaciones diplomáticas entre Argentina y Rusia. Durante este tiempo, la naturaleza de nuestra relación ha cambiado varias veces. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, Rusia y Argentina han sido principales exportadores de granos y competían entre sí en los mercados europeos. Después de la Segunda Guerra Mundial, particularmente en los años ’70 y ’80, la Unión Soviética era el principal comprador de Argentina de granos y carne. Ahora nuestras relaciones se están desarrollando con éxito en diferentes direcciones. En 2009 empezó el trabajo sobre la aplicación del plan para el desarrollo de las relaciones entre los dos países a nivel de una asociación estratégica. Desde el punto de vista del Kremlin y la Casa Rosada, lograr tan altos estándares en la interacción de Rusia y Argentina fue posible gracias a la proximidad o coincidencia de sus puntos de vista sobre temas clave de la vida internacional, permitiéndoles trabajar juntos para defender los principios de igualdad, respeto mutuo, un mundo multipolar, la indivisibilidad de la seguridad. En julio del año pasado se realizó la visita a Buenos Aires del presidente Vladimir Putin, ahora a Moscú llega Cristina Fernández de Kirchner. Las expectativas de la visita de la Presidenta argentina son muy grandes. Hay muchas razones para creer que ambas partes serán capaces de dar un nuevo impulso a la cooperación de Rusia y Argentina. Según los líderes rusos, las áreas más prometedoras de la cooperación económica son: energética, incluyendo nuclear, construcción de instalaciones de infraestructura, agricultura, exploración del espacio. Solo voy a añadir que la corriente principal del desarrollo de nuestros vínculos se basa en la intensificación de la cooperación de negocios entre las empresas rusas y argentinas, hasta la creación de joint ventures y la expansión de los vínculos institucionales, es decir, entre las entidades de educación, ciencia, cultura, sociedad civil.
–¿Por qué Rusia está dedicando tiempo y esfuerzo a profundizar su presencia en América latina?
–Históricamente, la Unión Soviética mantuvo vínculos bastante extensos con América latina, especialmente con Cuba, Nicaragua, México, Perú, Brasil, Argentina. Tras la desintegración de la Unión Soviética en los años ’90, se ha reducido muchísimo la cooperación. Esto era inevitable, porque se achicaron las posibilidades económicas y financieras de Moscú. Además fue necesario, en primer lugar, dirigir todos los esfuerzos para recrear el país. Sin embargo, la reducción de las relaciones con América latina era contraria a la lógica misma del desarrollo de la vida internacional. Por eso ahora, cuando las posibilidades de Rusia crecieron enormemente, las relaciones con países latinoamericanos han tomado su lugar legítimo en la agenda del Kremlin. El interés de Rusia en América latina se basa en varios factores. Primero, la complementariedad económica. Rusia está dispuesto a llenar su mercado consumidor de productos latinoamericanos y vender sus productos a la región, incluyendo mercancías de alta tecnología: aviones, helicópteros, equipos de varios tipos. En segundo lugar, entre Rusia y la mayoría de países de América latina prácticamente no hay serias contradicciones en el ámbito internacional. Por el contrario, nos unen muchas cosas. En tercer lugar, en varios países latinoamericanos viven muchos de nuestros conciudadanos, que quieren mantener los lazos.
–Actualmente, Rusia tiene muy buena relación con países como Ecuador, Venezuela y Argentina por la sintonía política que existe entre sus líderes. ¿Cree que Moscú podrá continuar sus relaciones en este nivel si cambian los gobiernos de la región por otros que no sean igual de afines?
–Por supuesto buenas relaciones personales entre los gobernantes y opiniones políticas iguales o parecidas ayudan a desarrollar la cooperación interestatal. Pero lo más importante es tener intereses mutuos básicos económicos y políticos que, al fin y al cabo, determinan el clima en las relaciones entre los países. Creo que la cooperación entre Rusia y América latina ha llegado a un punto donde un cambio de gobierno no podría afectar gravemente el desarrollo de las relaciones. La interacción ruso-latinoamericana ya tiene su propia inercia.
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