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La Ciudad no es La Forestal
Por Aníbal Ibarra *
Ayer Página/12 publicó una columna del diputado Alfredo Bravo criticando el inminente lanzamiento del bono “Porteño” por parte del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Bravo decía que el bono era “un paso atrás” y un “instrumento antagónico con la cultura progresista que predomina en su jurisdicción”, y pedía que en caso de insistir en su emisión el gobierno porteño no colocara a Alicia Moreau de Justo como imagen. A continuación, el texto que envió el jefe de Gobierno Aníbal Ibarra.
La Ciudad de Buenos Aires no es La Forestal. Es un Estado moderno, no una empresa extranjera dedicada a la explotación rural con prácticas cuasi feudales. Si se confunden los agentes, no se entienden las políticas.
El bono “Porteño” no es basura. Como medio de pago, será aceptado por cadenas de supermercados, empresas de servicios públicos, posiblemente bancos y tarjetas de crédito, además de miles de pequeños comercios. No son el tipo de empresa que acepte recibir basura como forma de pago. Si los bonos son recibidos, si se les reconoce poder cancelatorio, es por la solidez de su respaldo: la Ciudad.
El bono “Porteño” cumplirá una función social y económica importante para atravesar la crisis. Una función que los amigos socialistas no alcanzan a reconocer. Permitirá que la Ciudad –es decir, el Estado– se endeude para pagarles a sus trabajadores, “aceitar” una economía deprimida y sostener los servicios sociales básicos. Dado este uso, podrían esperarse críticas furibundas de economistas enrolados con el pensamiento de quienes promueven el ajuste del gasto público cuando ese gasto está destinado a cumplir funciones sociales.
La caída de la recaudación y la pérdida del crédito externo nos colocó frente a una disyuntiva: despedir trabajadores, reducir salarios -aumentando la desocupación y alimentando el ciclo recesivo– y recortar gastos sociales o aumentar el impuesto a los ingresos brutos de bancos y supermercados y emitir el bono. Elegimos el segundo camino.
Con el bono, la Ciudad está tomando crédito. En forma compulsiva, es cierto. Pero supongo que los amigos socialistas no considerarán al crédito –especialmente cuando se destina a defender los ingresos de los empleados de la Ciudad, los sectores medios que utilizan nuestros servicios o los pequeños comerciantes locales– como un instrumento económico regresivo, ni de explotación social.
Con el Porteño esperamos sostener el nivel de actividad económica en la Ciudad, garantizar la prestación de los servicios de educación y salud pública, y las políticas de atención directa a los sectores más vulnerables de la población.
La economía de nuestros días ha inventado una cantidad de nuevas formas de pago que no son necesariamente la “moneda de curso legal” en su sentido más tradicional y conservador. Tarjetas de débito y crédito, transferencias electrónicas. Hace rato ya que hemos abandonado el patrón oro y no hace falta desenterrar el tesoro para hacer las compras y los pagos de la vida diaria.
Finalmente, corresponde decir que la Ciudad eligió acuñar la imagen de Alicia Moreau de Justo por socialista y por mujer. Es, además de un homenaje, un símbolo. La Ciudad va a pagarles a sus trabajadores incluso empeñando su fortaleza económica. A no confundirse: el bono no es basura. Basura es no pagarle a los trabajadores y abandonar a su suerte a los excluidos y a los sectores medios que están siendo castigados por la crisis.
* Jefe del Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires.
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