EL PAíS
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Carnales por dinero
El Gobierno intentará saltar el cerco del FMI acercándose a las políticas del Departamento de Estado norteamericano. Colombia y Cuba en la agenda.
› Por Diego Schurman
“Es la economía, estúpido.” El cartel era el preferido de Bill Clinton. Estaba a la vista de todos en el comité del Partido Demócrata. Y establecía el eje de la campaña, la fórmula mágica con la que el entonces candidato a presidente intentó, y con éxito, seducir al electorado. Eduardo Duhalde la viene aggiornando hace días. “Es la política, estúpido”, prefieren decir en la Casa Rosada. No es, claro, para cautivar a ningún votante: simplemente imaginan que “un acuerdo político” con los Estados Unidos podría aliviar el impacto negativo de las trabadas negociaciones con el FMI.
“Nosotros tenemos que politizar las tratativas, dar buenas y permanentes señales”, dijo a Página/12 un secretario de Estado sobre lo que en la jerga se conoce como “hacer los deberes”. En otras palabras, el funcionario está convencido que de persistir en el debate “técnico” –y mientras el dólar se dispara–, las negociaciones parecen encaminadas al fracaso, al menos en el corto plazo.
La gran dificultad radica allí. El Gobierno dice haber respondido en términos generales a las exigencias de los organismos internacionales a través de la sanción del Presupuesto y el acuerdo de coparticipación con los gobernadores. Pero en las últimas horas, el enviado del Fondo, Anoop Singh, dio a entender que, tal como se presentó el esquema fiscal y monetario, el programa económico no es sustentable.
“El mejor acuerdo político es que hagamos las cosas bien. Paso a paso. Por eso el Gobierno va a presentar un programa económico serio pero a la vez cumplible”, señaló a Página/12 el vocero presidencial, Eduardo Amadeo.
En el Gobierno creen “excesivas” las exigencias del FMI, que pidió una revisión del Presupuesto y la salida de circulación de los bonos provinciales. Pero aun así, ayer mismo hubo nuevas muestras de buena voluntad política.
u En el Congreso, diputados y senadores no descartan volver a tratar la ley si el Ejecutivo lo pidiese.
u Duhalde dijo ayer ante corresponsales y enviados especiales de la prensa mexicana que debe haber una sola moneda.
“Lo que pasa es que para eliminar los bonos rápidamente tendríamos que emitir y no estamos en condiciones de eso, que podría desembocar en una hiperinflación. Además las provincias necesitan circulante”, señaló un secretario de Estado.
La presencia de los bonos no aparece únicamente como una dificultad del frente externo. Representantes de Carrefour y Wal Mart, que tienen sucursales en todas las provincias, le plantearon ayer a Duhalde las dificultades que les genera comerciar con 8 monedas diferentes.
El “cierre político” que imaginan en el Gobierno, y que se niegan a llamar Plan B, incluye al Departamento de Estado norteamericano, donde perciben cierta empatía que no encuentran en los representantes del Fondo.
“Acá hay estrategias geopolíticas que nos pueden dar buenos frutos”, especuló un hombre del Gobierno. Y puntualizó en la posibilidad de un giro pro norteamericano en los casos Colombia y Cuba. En el primero, interviniendo en el conflicto local a pedido de George W. Bush. En el segundo, votando contra las pretensiones de Fidel Castro en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Dos medidas en las que el canciller Carlos Ruckauf hizo punta.
Además, Duhalde buscará así diferenciarse no sólo de Hugo Chávez, a quien la prensa norteamericana se empeña en equiparar, sino también de Lula y la brisa progresista que busca llevar a Brasil. La foto del apretón de manos con Bush en Monterrey, México, y una posterior cumbre en Washington, en la que está trabajando el Ministerio de Relaciones Exteriores, podría coronar la movida.
Como si fuera poco, entre otros gestos Duhalde realizó dos para garantizar la “seguridad jurídica” reclamada por los Estados Unidos: ordenó enfriar y terminar la pulseada con la Corte y mandó estudiar la manera de desactivar el proceso judicial por la operatoria del megacanje, que tiene entre las cuerdas a funcionarios de Fernando de la Rúa, al propio ex presidente, a una docena de banqueros y, sobre todo, al ex secretario del Tesoro norteamericano, David Mulford.
En tren de generar una respuesta política, el Presidente también buscará rodearse este sábado de los 14 gobernadores justicialistas. Será la foto que se olvidó tomar hace un par de semanas, cuando logró de la mano de su ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli, el pacto de coparticipación.
Desde esa cartera aseguraron anoche a Página/12 que estarán todos presentes. Incluso la puntana Alicia Lemme, distanciada del Gobierno por las diferencias que Adolfo Rodríguez Saá, su antecesor y referente político, mantiene con Duhalde.
También se esperaba una respuesta afirmativa del santacruceño Néstor Kirchner, el gobernador que se alejó del Presidente desde que batalló por lograr elecciones anticipadas. Carlos Reutemann y José Manuel De la Sota, en cambio, ya confirmaron su presencia.
“Queremos reafirmar el aval de los gobernadores a la gestión, una demostración de respaldo político para poder sentarnos a negociar con fuerza. Hay que decir que estamos todos en el mismo barco”, dijeron en la Casa Rosada.
Duhalde quiere de esa manera aventar los fantasmas de un vacío de poder, lo que podría acelerar una caída del Gobierno y el eventual llamado a elecciones. Las versiones en ese sentido fueron alimentadas por el propio Jorge Remes Lenicov. El ministro de Economía dijo en Fortaleza que la ayuda del FMI era la única garantía para llegar a elecciones en el 2003.
“Hubo un problema comunicacional. Inadvertidamente Remes no hizo un buen discurso: da el tono de que estamos desesperados, y no tuvo correlato con la realidad”, dijeron en la Rosada. El ministro de Justicia, Jorge Vanossi, lo complementó. “Duhalde cumplirá su mandato aún sin el oxígeno del FMI.” No dijo que buscará ese oxígeno directamente en los Estados Unidos.
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