Por F. Y.

La designación de Graciela Ocaña al frente del PAMI puede significar un duro golpe para la estrategia política desarrollada hasta ahora por Elisa Carrió. La líder del ARI rechazó desde un primer momento cualquier participación de su gente en el gobierno de Néstor Kirchner e incluso en el de Aníbal Ibarra. Sin embargo, dos de sus más fieles colaboradores no acataron su decisión. El primero fue Rafael Romá que asumió como secretario de Desarrollo Social en la nueva gestión del gobierno de la ciudad. Ahora es el turno de quien fuera la mano derecha de la chaqueña, a la que no consultó para aceptar su designación.
A pesar del parecido con el caso Romá, la decisión de Ocaña tiene sus fuertes diferencias que provocarán un terremoto mayor que el del ex vicegobernador bonaerense. Romá tuvo a su favor el hecho de que el ARI formó parte de lo que se definió como Fuerza Porteña, la lista oficial de Ibarra, por lo que podría decirse que un aliado político se incorporó al gabinete del reelecto jefe comunal. Incluso el ahora funcionario ibarrista consultó su nombramiento con Carrió.
La entonces diputada se opuso a su participación, aunque más no sea de manera formal. La chaqueña se sentía en deuda con “Balito” –así lo llaman propios y extraños–, fruto de su intensa participación en el armado electoral del ARI, del que había quedado relegado para satisfacer las apetencias políticas de aquellos aristas que estaban desde un primer momento junto a Carrió.
Hasta ahí el parecido. La diferencia está en que la líder del ARI mantiene serias diferencias con el gobierno de Kirchner. Si bien destaca algunas de las decisiones del patagónico –la anulación de las leyes de impunidad y el juicio político a la Corte–, insiste con su desconfianza para con el Presidente por su alianza con el duhaldismo. Todo ello agrega trascendencia al desembarco de Ocaña, que crece aún más por el área que tendrá bajo su control la diputada. El PAMI es el tercer presupuesto del país y una de las cajas de financiamiento político de las que tanto el PJ como la UCR hicieron uso y abuso.
La jugada de Kirchner abrirá un fuerte debate hacia el interior del ARI pero también en el justicialismo. En primer lugar, en el partido de Carrió la novedad cayó como un balde de agua fría. De hecho, anoche ninguno de sus integrantes quiso dar la cara. Y es que la noticia relanzará el sordo debate que por estos días se da en el ARI sobre la cerrada intransigencia de Carrió frente a los hechos político que genera la administración de Kirchner. En el PJ la decisión también provocará ruidos. La diputada del ARI, que se tomará una licencia, no pertenece al establishment político y nadie la considera respetuosa de la “omertá” que reina en la corporación de los partidos tradicionales. Esto es lo más preocupante para sectores del PJ, ya que la gestión del PAMI en manos de una mujer como Ocaña puede terminar destapando más de una olla de corrupción.
Si a la nueva titular del PAMI le va bien el crédito será para Kirchner. Entre los colaboradores de Ocaña insisten que el éxito será compartido porque, como ellos sostienen, “Graciela es del ARI”.