EL PAíS
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País de clase media baja
› Por Sergio Moreno
La cumbre sobre Financiación para el Desarrollo, organizada por Naciones Unidas, es poco más que una coartada para el gobierno argentino. Ocurre que en este foro se debate la posibilidad de que los países desarrollados del mundo incrementen la ayuda financiera para los países pobres, hasta que esos aportes lleguen a cubrir un 0,7 por ciento del Producto Bruto Interno de los presupuestos de las naciones más ricas. Argentina no entra en ninguna de las dos categorías: tiene mucho para ser pobre –tal como lo entiende el mundo– y dista bastante de ser rico. Así y todo, el presidente Eduardo Duhalde tendrá dos intervenciones en el foro, donde tratará de insertar el ejemplo argentino como una experiencia a prever y evitar. Amén del espíritu de la reunión, Duhalde se mostrará por primera vez ante el mundo de cuerpo entero y conversará con presidentes y titulares de organismos financieros a la pesca de apoyo económico (ver nota central). Será una miríada de reuniones colaterales a los motivos de la cumbre, que tiene como principal escollo la reticencia norteamericana a aportar el equivalente a ese 0.7 por ciento. Así y todo, la administración Bush anunció que incrementará la asistencia de 5000 millones de dólares a 15 mil millones. Ayuda que llegará a los Estados más pobres de la tierra sí y solo sí modifican las conductas rapaces que en gran parte del mundo se conoce como corrupción. Así como la Argentina está excluida de recibir alguna migaja de ese fondo por lo explicado anteriormente, por otras razones también lo está Cuba, cuyo presidente, Fidel Castro, llegará en algún momento a Monterrey. Nadie descarta la photo opportunity con George W. Bush y, menos aún, que el cubano destroce los tiempos del protocolo para emitir su discurso.
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