En 2014, Verónica Lemi y otras jóvenes lograron con creatividad y una campaña provocadora poner en la agenda mediática el acoso verbal callejero que sufren miles de mujeres cotidianamente en el país, y que hasta ese momento estaba invisibilizado. Y abrieron un debate interesantísimo sobre la carga de violencia que encierran los comentarios sexualmente explícitos –mal llamados piropos– tan naturalizados en la cultura argentina. Fundadora de Acción Respeto, traductora de profesión, Verónica tiene 27 años y vive en Caballito. El miércoles no pudo sumarse a la marcha. Pero igual, aunque no fue con su presencia, sintió que estaba ahí, entre la multitud apretujada.

“Me moría de ganas de ir, pero no pude, y me pasé la tarde siguiendo lo que salía en la tele y lo que iban subiendo a las redes, en contacto con las que sí estaban ahí, relatando y comentando lo que iba pasando alrededor. Me llamó la atención el contraste. Mientras los noticieros ponían el foco en historias desgarradoras y mujeres deshechas en llanto y hombres-héroes por considerar que está mal golpear a una mujer, las redes –la gente– ponían el foco en la imponente multitud de mujeres vestidas de negro bajo paraguas multicolores, bajo una lluvia que no asustó a nadie. Y ese fue el foco, ya no tenemos miedo y definitivamente no estamos solas. La fortaleza se sintió y se registró, aunque hayan querido correr el foco, de mil maneras. Y las pibas estaban felices, pero enojadas y muy plantadas. Ante el embate de los ‘Nadie Menos’ y los pedidos de lucha pacífica, amable, ‘femenina’, respondieron pintándose dos líneas negras en cada mejilla y llenándose los cuerpos de consignas, alzando más aún la voz. Pisamos fuerte. Y se sintió”, reflexiona Verónica.