Algunos especialistas dicen que aún con el mejor de los pronósticos, la tasa de desempleo no va a bajar de los dos dígitos cuando Kirchner concluya los cuatro años de gobierno.
–No voy a hacer un pronóstico sobre los índices. Es un tema que toca tan de cerca a los compatriotas que siento que le falto el respeto si soy un índice. Lo que sí quiero decir es que nadie preveía la elasticidad empleo-producto bruto que hubo en el 2003. Y esa elasticidad, de mantenerse, daría resultados notables en la generación de empleo. Aumentará el empleo. En los ’90 por cada punto del producto bruto había un crecimiento del empleo del 0,2. Y en 2003, cuando nadie lo esperaba, fue de 0,8.
–¿Qué puede aportar su ministerio para la generación de trabajo?
–Podemos complementar las políticas económicas, articulando los planes sociales con el trabajo formal. Desocupados de corta o larga duración que podamos incorporar a la planta de personal de la industria. Muchos de los beneficiarios de los planes sociales poseen las calificaciones que hoy son demandadas, pero que estaban desactivadas.
–¿El Gobierno tiene un plan de recrear la burguesía nacional o se va a mover con los mismos actores de los ‘ 90?
–Hay nuevos jugadores. Hoy leía en un diario un reportaje a un dueño de un frigorífico que estaba muerto hace tres años y ahora es uno de los grupos más importantes, tomó 500 nuevos empleados. Hay empresarios que están haciendo una apuesta fuerte. De hecho la mejora del empleo se debe a que hubo empresarios que tomaron trabajadores. Y no la tomaron a partir de una ley más o menos flexible. Tomaron trabajadores porque tienen ventas. Como dice Stiglitz, “volvamos a la economía real”. Esto es: ventas, producción, empleo. Empleo, la vuelta al consumo, ventas, producción, más empleo. Es lo que pasa hoy: hubo un aumento de empleo de casi 600 mil puestos de trabajo. Y fueron empleadores que apostaron a incorporar trabajadores.