EL PAíS
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“Ya estuve preso; no es una buena experiencia”
Por Francesc Relea*
Desde Santiago de Chile
Desde enero, el ex presidente Carlos Menem es vecino del mismo barrio de Santiago de Chile que el ex dictador Pinochet. Además de la hermosa vista de la cordillera de los Andes, los dos antiguos gobernantes comparten desde hace tiempo dificultades con la Justicia. El general chileno ha logrado sortearlas prácticamente todas, pese a estar acusado de crímenes de lesa humanidad, mientras que la situación del veterano político argentino se ha complicado seriamente tras la orden de captura internacional dictada por un juez de su país por negarse a declarar sobre una causa por corrupción. “No se pueden comparar los dos casos”, replica Menem. “Mi gobierno era una democracia pura, en la que hubo más libertad de prensa que nunca. El general Pinochet fue un dictador”.
Este reportaje fue concedido al enviado del diario El País, de Madrid.
–Cuando Pinochet estaba preso en Londres, usted sostuvo que él tenía que ser juzgado en Chile. Ahora, usted no atiende los requerimientos judiciales de su país.
–Porque no tengo las garantías correspondientes. Por eso pido que los jueces argentinos vengan a Chile para tomarme declaración.
–Al no presentarse ante el juez se ha convertido en un prófugo.
–Prófugo no. Soy un perseguido político, que es una cosa totalmente distinta. Yo ya estuve tres veces preso y no es una buena experiencia. Ahora, a los 73 años, pese a que me sobran fuerzas y voy a seguir peleando en el mundo de la política, no me puedo prestar a las maquinaciones de este juez Jorge Urso, que ya me tuvo seis meses detenido por la causa de las armas que hoy está archivada. Lo mismo que me hicieron los militares hacen estos que se dicen demócratas.
–¿Por qué se niega a ir a declarar a la Argentina?
–Cecilia y mi abogado me aconsejaron que no vaya porque ya estaba todo programado. En los cenáculos tribunalicios las voces corren rápidamente. Uno tiene muchos amigos que le pasan información de lo que puede decidir el juez. El plan era ordenar mi detención después de declarar.
–¿Por qué iba a ordenar su detención?
–Por el odio. Porque en la Argentina hay una persecución política que hacía tiempo que no se daba.
–¿Cuál es su estado de ánimo?
–De rabia, porque es una injusticia. No puedo disponer de mis bienes por orden judicial. Me veo asediado por una persecución absurda. Mi sucesor, De la Rúa, también se siente perseguido, según he leído. No puede salir de la Argentina.
–¿Quién está, en su opinión, detrás de esta persecución política?
–El Gobierno, el presidente, el ministro de Justicia y estos jueces.
–¿Por qué le persigue el Presidente?
–Porque sabe que voy a seguir trabajando en la política, con más fuerza que antes. El aspira a la reelección y ahí vamos a dar la batalla final. Habrá varios candidatos. Si no me inhabilitan, seré uno de esos candidatos. Están buscando mi inhabilitación. Acuérdese del escándalo que hicieron con las cuentas en Suiza. Viajó el ministro de Justicia y algunos jueces para ver si conseguían algo para procesarme. No encontraron nada.
–¿Qué opina del presidente Néstor Kirchner?
–Es un autoritario. A juzgar por los resultados, creo que no es una persona capaz de dirigir los destinos de la Argentina. Con su gobierno puede ocurrir cualquier cosa. Desde la violación de los convenios firmados con potencias extranjeras hasta la persecución de los líderes políticos. Hay mejoras que no son producto de la acción del hombre sino de la riqueza de nuestra tierra, como es el caso de la soja.
–Piden su captura internacional por supuesta corrupción en la construcción de dos cárceles durante su segundo mandato.
–¿Cómo un presidente va a estar pendiente de una licitación? En diez años hicimos 84.000 obras públicas. El presidente no puede estar controlando los pliegos de licitaciones.
–Pero, ¿no es posible que hubiera pago de sobreprecios a la hora de otorgar las licencias de construcción?
–No, esto es un invento.
–Usted tiene tres causas abiertas, y afronta la posibilidad de una reapertura de la causa del contrabando de armas.
–Eso es totalmente imposible porque hay un fallo de la Corte Suprema. Ese tema no me preocupa.
–Usted nombró a Urso. ¿Se siente traicionado?
–Decepcionado. La palabra traición es muy fuerte. Están sometidos al Gobierno. En todas partes hay jueces serviles. Este es uno de ellos.
–El ex presidente Eduardo Duhalde y su esposa se han solidarizado de alguna manera con usted. ¿Cómo lo interpreta?
–Es tan grande y tan tremenda la iniquidad a la que estoy sometido, que incluso la gente que hasta hace estaba en mi contra, sostiene que se trata de una verdadera persecución política.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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