EL PAíS
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La relación con Castrilli
› Por Gustavo Veiga
–¿Piensa que se encausó la lucha contra la violencia en el fútbol después de tantas muertes?
–Yo considero que sí. Se hizo carne en el público, en los dirigentes, en quienes gobiernan, en todos los sectores, que la violencia no nos lleva a ningún lado.
–Es curioso, pero los principales lineamientos de la política para erradicarla los trazó Javier Castrilli, quien en su momento hizo serias denuncias contra usted.
–Tuve la oportunidad de volver a hablar con él y, lógicamente, en aquella oportunidad, los dos no estuvimos lo más exitosos en la forma que procedimos. Ahora que observo los hechos a la distancia, si yo lo hubiera citado para saber qué denunciaba él, no hubiéramos llegado a eso que pasó. Fue una equivocación. Tanto es así que no tuve ningún reparo en colaborar con Castrilli, porque lo vi idóneo para el cargo y conocedor del tema. Y que podía llegar a hacer lo que hizo, porque no le debía nada a nadie. Es muy difícil acceder a una función así y estar comprometido con alguien. El no lo está.
Nota madre
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