Por F. C.

Guadalajara, capital del departamento de Jalisco y segunda ciudad de México, luce hipervigilada y renovada para recibir a los 40 mandatarios de los 58 que estaban invitados a participar de la Cumbre de América latina y el Caribe-Unión Europea. Tan renovada se la ve que los periódicos locales fueron unánimes en quejarse del excesivo maquillaje que había sufrido la ciudad, que la volvía muy diferente de la imagen deteriorada que sus habitantes tenían que ver a diario. Por ejemplo, comentaron que a lo largo de la autopista a Chapala que une el aeropuerto con el centro el Gobierno mandó a colocar árboles muy altos para impedir que se vieran las casas más humildes.
“La Plaza Tapatía que conocían no existe. Hay un piso nuevo, las esculturas de la fuente por fin lucen sin sarro, el reloj de la plaza funciona correctamente, las luminarias fueron arregladas, los edificios parecen rejuvenecidos, vamos, la plaza parece otra”, se leía ayer en un editorial del diario Público. Otra de las quejas tenía que ver con las excesivas medidas de seguridad que prácticamente impedían el acceso a buena parte del centro histórico. Tanto era así que algunos negocios optaron por cerrar hasta el sábado, cuando termine la Cumbre.
La sede del encuentro, el Instituto Cultural Cabañas, un edificio histórico excelentemente conservado, correrá peligro hoy a las 16, la hora en que los movimientos antiglobalización anunciaron que se movilizarán para protestar por la reunión de jefes de Estado a quienes consideran unidos bajo el dogma de la liberalización de la economía.
El miércoles, los muchos efectivos de las diferentes policías mexicanas que custodian el encuentro, ya chocaron con ex braceros, trabajadores de plantaciones que se quedaron sin trabajo que se acercaron a protestar por las políticas agrícolas europeas. Los representantes de diferentes ONG englobadas en la calificación de globalifóbicas y grupos anarcopunks que en estos días pululan por los alrededores se les unirán hoy para la protesta.