JOSE M. DE LA SOTA.
Le resultará muy difícil salir de la incómoda posición de “malo de la película” que le dejó Rodríguez Saá. Su insistente reclamo por llamar a elecciones (hasta se lanzó por primera vez en la Capital), cuando los otros dos “grandes” –Ruckauf y Reutemann– comenzaban a refugiarse en el silencio lo convirtieron en una isla del continente peronista. Duhalde se comunicó con él para acercar posiciones, y lograr que sus legisladores lo apoyen. Pero a la hora de los bifes, el cordobés sabe que el flamante Presidente inclinará la balanza para cualquier lado menos para el suyo.

CARLOS MENEM
Una pesadilla. Aquel a quien “esmeriló” en la campaña del ‘99, se convirtió en Presidente. “Sin comentarios”, se limitó a decir ayer su vocero Federico Azzarini. Pero la preocupación fue ostensible. Telefónicamente, el gobernador Angel Maza y su hermano Eduardo le llevaron las novedades. Lo mismo Daniel Scioli, a quien en los corrillos le auguraban curiosamente un lugar en el nuevo gabinete. Ningún escenario lo favorece en el 2003, pese a que insiste en que se postulará: de hacer un buen gobierno, Duhalde bendecirá a Ruckauf para el próximo mandato. De hacer uno malo, podría arrastrar a todo el PJ a la derrota, como suele marcar la historia.

ADOLFO RODRIGUEZ SAA
Su crecimiento en el escenario nacional fue tan abrupto como su caída. Y al estrellarse hizo lo propio con el Frente Federal, el nucleamiento de 11 provincias “chicas” que se habían convertido en su sostén político. Su discurso de despedida fue lo más parecido a una arenga de campaña. Y entre sus laderos prima la idea de buscar la revancha en el 2003. Parece mucho más que una utopía para alguien que debió irse por la ventana por la falta de apoyo en el seno de su propio partido. Pero no suena aventurado para quien estuvo 18 años al frente de una provincia. El tiempo dirá.