EL PAíS
• SUBNOTA › EL CAMARISTA FERNANDO MAROTO, ASESOR DE JUAN CARLOS BLUMBERG
“El aumento de las penas fue un error”
Por V. G.
El camarista de San Isidro Fernando Maroto es uno de los asesores de Juan Carlos Blumberg. Llamativamente, asegura que no está de acuerdo con el endurecimiento de las penas ni con la baja en la edad de imputabilidad. Dice que lo más importante de la convocatoria del jueves es que “la gente está harta del sistema político y quiere cambiarlo”. Y cree que para que se acaben los secuestros extorsivos, lo central es combatir la corrupción en las fuerzas de seguridad. Cuando se le advierte que Blumberg parece no haber adoptado muchos de sus consejos, admite: “Evidentemente no”.
–¿Cómo comenzó su relación con Juan Carlos Blumberg?
–Tenemos diferencias en lo que hace al aumento de penas y a la imputabilidad de los menores. Pero curiosamente –y he leído mucho a Perón y a Evita, que es más bien un sentimiento– uno aprende de los grandes hombres que hay que convivir con nuestras diferencias.
–¿Quiénes son sus otros allegados?
–No son conocidos. Es un grupo de vecinos, hay un médico cardiólogo, un abogado de Vicente López, empresarios. Dan la idea de una clase social muy distinta de la que yo provengo. Yo soy de origen humilde y me formé con el peronismo. Me causó impresión cuando parecía que estaba ligado al delirante de (Jorge) Casanovas y a (Carlos) Ruckauf. Aparentemente fue accidental. También me llamó la atención que tuviera a (Roberto) Durrieu como abogado. Le dije que no era un hombre aconsejable y le aconsejé a un hombre más decente como Ricardo Monner Sans.
–¿Qué otros consejos le dio?
–Trato de ser coherente y hablar del Poder Judicial y de la Policía.
–¿En qué está de acuerdo con él?
–En el control ciudadano. Estamos avanzando en la conformación de una red de asociaciones vecinales con el fin de controlar a los funcionarios del Estado, no sólo a la policía sino a los jueces, los fiscales, los intendentes. Es un espacio interesante, sin intencionalidad política y sin cobrar nada a nadie. Eso nos da tranquilidad para evitar a los pícaros.
–Pero “la movilización ciudadana” sirvió para impulsar cosas con las que usted dice que no está de acuerdo, como el aumento de penas.
–Eso es un error y se van a dar cuenta. Espero que los jueces sean los que, con la prudencia, pongan las cosas en su lugar. Han fallado los legisladores. La Constitución habla de que las cárceles tienen que ser para resocializar a los presos y con cincuenta años de cárcel va a ser medio difícil. Los legisladores son un desastre.
–Justamente se hicieron eco de la “movilización ciudadana”.
–Lo siento mucho, pero es un error. Ha sido negativo. La propia sociedad puede corregirlo. Lo que me interesa de la marcha del jueves es que quede reflejado que la gente está harta del sistema político y quiere cambiarlo. Lo primero es terminar con las listas sábana: que haya más transparencia, que sean hombres dignos, que la gente los conozca. También coincido con el juicio por jurados. Va a ser bueno que el pueblo intervenga.
–¿Firmó el primer petitorio de Blumberg?
–Lo firmé, pero con algunas reservas.
–¿Ve a Blumberg con futuro de dirigente político?
–La política es muy negativa. Ahora se abre un camino a través del ámbito de los vecinos. Los que están más cerca de él lo deben estar planteando. Yo se los pregunté y no sabían qué contestar. Deben estar debatiendo, aunque hasta ahora no escuché nada por el estilo.
–¿La movilización del jueves es contra el Gobierno?
–Es una alerta, una advertencia. Va a haber gente bienintencionada y otra malintencionada. Va a ser muy positivo que el pueblo, o una parte del pueblo, se haga sentir. Es contra todo, contra el sistema. Para Kirchner, es para que agilice el cambio de sistema político y también de seguridad, y creo que él lo ha sentido así.
–¿Qué le pareció la mención de la señora de Garnil sobre el Museo de la Memoria?
–Bueno, da la idea de que es de centroderecha y marca lo que en esta zona más o menos prevalece. Algunas cosas son por desconocimiento. No tiene experiencia y no conoce todas las cosas que hemos pasado. Evidentemente los derechos humanos han sido una experiencia dolorosa, una enseñanza. Yo soy un ardiente defensor de los derechos humanos de las personas privadas de su libertad, que no se pueden defender, que los matan a palos, los torturan.
–Es llamativo porque el discurso de Blumberg parece más cercano a los que critican a “los que defienden los derechos humanos de los delincuentes”.
–Aspiro a que se busque el justo medio. Quiero que la Justicia imponga una pena con un fin resocializador. Pero la sanción se debe aplicar. Cuando a una persona le aplicamos una pena, le aplicamos nada más que eso, no lo podemos someter. Pero hay que distinguir cuando hablamos de delitos contra la propiedad, que no son tan denigrantes. Los secuestros extorsivos son casos que duelen demasiado. Están casi fuera del contexto de un sistema penal, porque están asociados a la corrupción, sólo ocurren cuando las fuerzas de seguridad están corruptas. La enfermedad es la corrupción provocada por un sistema político o grupos de poder que han empobrecido a nuestro pueblo, que han criminalizado la pobreza y que ahora quieren criminalizar a los jóvenes, a los chicos.
–¿Usted se considera asesor de Blumberg?
–Podría ser. Me consultan sobre Justicia y seguridad. Por lo menos doy mi opinión.
–Parece que algunas cosas no las tomó.
–Evidentemente no.
Nota madre
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