–Usted decía que la Corte debe defender los derechos de las minorías. Tomemos la protesta de los desocupados, que si bien son unos cuantos, son minoría en términos de poder. ¿Debe prevalecer el derecho a circular o a manifestarse libremente?
–En Argentina hay que reforzar el derecho a peticionar. La Corte norteamericana tiene una larguísima jurisprudencia sobre esto y nadie la ha criticado. Y nosotros tenemos una historia. La Plaza, en los pueblos, frente a los edificios del gobierno se hizo para eso, para que la gente pueda reunirse, debatir y peticionar a las autoridades.
–¿Por qué, entonces, la Justicia tiende a criminalizar la protesta, a castigar a quienes reclaman por sus derechos elementales?
–Insisto, hay que fortalecer mucho el derecho a peticionar y el debate público, así sea un debate odioso. Ahora bien, para protestar puedo tomar armas, pero eso no está permitido en la Constitución. Lo que hay que hacer es lograr que un derecho tenga su máxima satisfacción con el menor grado de afectación de los demás. Si alguien demuestra que para peticionar tiene que cortar la circulación, el derecho a la libre expresión tiene un rango constitucional muy importante. La función de los jueces es tratar de ir ordenando.
–¿Usar pasamontañas o tener palos en la mano es delito?
–No. Hay delito cuando se afecta otro derecho. No se puede restringir la libertad de expresión, hay que favorecerla. Lo que yo me preguntaría es ¿por qué la gente se ve en la necesidad de cortar la calle para expresarse? ¿No tenemos la posibilidad de mejorar la llegada de la voz de esa gente al gran debate público? Si cortan la calle es para llegar a donde no llegan. Lo ideal es que tengan medios para que su mensaje llegue. Lo que tengo que hacer es favorecer a esa voz más débil.