EL PAíS
• SUBNOTA › EMBAJADAS DEL G7, DESCONECTADAS DE CANCILLERIA
“Un desmanejo económico asombroso”
› Por Raúl Dellatorre
Los responsables de embajadas en Buenos Aires tuvieron, durante la jornada de ayer, poco más para informar a sus respectivos gobiernos que lo que recibían por los informes periodísticos. “No es sorprendente, porque ha sido la tónica desde que asumió Carlos Ruckauf en la Cancillería: la ausencia de una política de relaciones exteriores”, comentó una fuente de la representación de uno de los países miembro del Grupo de los Siete, el núcleo de naciones industrializadas. La parálisis alcanzó, y no sólo ayer, a la falta de respuestas a los llamados que desde las embajadas se realizan a la Cancillería. Y en un día en el que lo esperable era que la primera línea del área tratara de explicar a las potencias mundiales la marcha de los acontecimientos, la parálisis volvió a dominar la escena.
Además de su “asombro por la capacidad de los argentinos para destruir las reglas establecidas”, los funcionarios extranjeros señalan que “el desmanejo económico logró disimular los errores del FMI y la responsabilidad que le cabe en esta crisis”. Fuera de Estados Unidos, el resto de representantes del G7 interpretan que la principal potencia mundial “tomó distancia del problema argentino, dejando que la resolución de la crisis decante localmente, y desde un approach totalmente ideológico, mostrar el castigo de no asistirlo financieramente como una medida ejemplificadora”. La fuente diplomática agregó: “Para Estados Unidos es como la pena de muerte, una medida ejemplar en la que nadie ya cree como tal pero que igual se aplica”.
A ese mismo desmanejo le atribuyen hechos que, en otro contexto, hubieran sido interpretados como una provocación. La suspensión del Scotia Bank, sólo un día previo a la declaración de un feriado bancario por tiempo indeterminado, cayó como una piedra en el estómago en la Embajada de Canadá. “¿Por qué no aprovecharon el tiempo para tratar de arreglar? Somos un país no sólo miembro del G7 sino, además, con opinión y peso en el FMI. Evidentemente, hay un manejo muy torpe de las relaciones”, comentó un allegado a la representación de Canadá en Buenos Aires.
“La dinámica de la crisis es inexplicable”, resumió un funcionario extranjero encargado de informar a su país sobre los acontecimientos. Pero una conclusión es segura: por mucho tiempo, será difícil poder aconsejar a alguien que traiga sus capitales a este país.
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