EL PAíS
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En la tierra de los incas
Por F.C.
Desde Cusco, Perú
- Diferencias. En los días previos hubo analistas que cuestionaron la Comunidad Sudamericana, argumentando que se unirían países de intereses diferenciados, algunos con un sesgo antinorteamericano, como el venezolano Hugo Chávez, mientras que otros firman acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, como el chileno Ricardo Lagos. Algo de eso se vio en el debate inaugural que cruzaron los presidentes. Chávez, como acostumbra en las últimas cumbres, tuvo una postura diferenciada y trató de incluir en la declaración párrafos de un mayor signo social y distributivo. Lagos mostró sus reparos con algunos puntos. Chávez echó mano a una de sus máximas: “Los presidentes de cumbre en cumbre, los pueblos de abismo en abismo”. Lula se enojó. Le dijo que para él sería más sencillo encerrarse en Brasil, pero que tenía una política aperturista hacia Latinoamérica que a veces le costaba críticas internas porque gastaba dinero en obras no esenciales para su país, como las que hacía con Paraguay, Bolivia o la propia ruta que puso en marcha ayer con Perú. Pero que lo hacía porque era consciente de que Brasil era un país más rico que sus vecinos y que los debía ayudar. Daniel Scioli, fiel a su estilo, buscó componer y cuando le tocó hablar puso como ejemplo lo que sucedía en la Argentina, que se ponen en marcha obras de infraestructura y también se pone el énfasis en la cuestión social, con lo que –explicó– no tenían por qué ser contradictorias las posiciones de Chávez y de Lula.
- Imagen. Una de las prevenciones que tenían en la Cancillería argentina con respecto a que el presidente de Perú, Alejandro Toledo, utilizaría la Cumbre Sudamericana para levantar su desgastada imagen, se vio plenamente confirmada. Desde las pintadas en el aeropuerto y en el trayecto a la sede del encuentro –del tipo “Presidente Toledo - Integrador Latinoamericano”– hasta la ceremonia inaugural que el peruano convirtió, por momento, en un acto propio. En el patio del templo Qoricancha, Toledo dijo dos discursos y alabó en repetidas oportunidades a “mi amigo Lula”. Después anunció la construcción de la ruta interoceánica con Brasil y se desplegó un gran cartel en el que se lo veía junto a Lula y un trazado de la ruta.
- Fútbol. En medio de los discursos hubo tiempo para el fútbol, pasión sudamericana por excelencia. Lula, hincha de Corinthians, saludó al canciller argentino Rafael Bielsa con un “¡Vamos Tevez!”, el millonario refuerzo que consiguió su equipo. Bielsa lo puso al tanto con que Ñuls, el club de sus amores, está a un pasito de salir campeón. Por otro lado, el presidente de Bolivia, Carlos Mesa, se escapó de la cumbre para volar a La Paz para presenciar la primera final entre el Bolívar y Boca y prometió volver hoy para el cierre en Ayacucho. Mesa no es hincha de Bolívar sino de un equipo de Segunda División que tiene la misma camiseta que River, por lo que en la Argentina es hincha de los millonarios.
- Apunados. La altura le jugó una mala pasada a los Duhalde. Chiche, al parecer, se mareó apenas puso un pie en la sede de las convenciones y se encerró a recomponerse en su hotel. Su marido, en tanto, aguantó toda la ceremonia de apertura y luego respondió preguntas. Algunos periodistas advirtieron que el ex presidente hablaba más pausado que de costumbre, tal vez hasta muy pausado. Le preguntaron si se sentía bien. “Estoy asorachado”, respondió, utilizando la expresión local para los que padecen los síntomas del apunamiento. La situación dio para los chistes de la comitiva. “Es que tiene tanta afinidad con Kirchner que se apuna para no dejarlo mal parado”, dijo un duhaldista. El canciller Bielsa, en tanto, resolvió dormir una siesta fuera de programa para evitar problemas. En el otro extremo, el senador Cafiero, con sus ochenta y pico a cuestas, aguantó a pie firme. Cuando alguien le preguntaba cómo se sentía, respondía: “Bien, pero no me quemen, no me quemen”.
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