Roberto Lavagna sostuvo ayer que la repercusión de la controversia comercial entre Argentina y Brasil es “ruido de la prensa brasileña”. En diálogo con un grupo de periodistas argentinos, en el marco de la cumbre del Mercosur que se realiza en Brasil, el ministro aseguró que, “cuando dos economías crecen, los problemas tienden a solucionarse”. De esta manera, el titular del Palacio de Hacienda siguió la misma línea que el canciller Celso Amorim de descomprimir las tensiones generadas por las medidas unilaterales aplicadas por Argentina a productos brasileños y en torno de su propuesta de adoptar un mecanismo de salvaguardias para el Mercosur.
En tanto, el secretario de Industria, Alberto Dumont, sostuvo que hay que tener en cuenta que “la propuesta argentina va mucho más allá de las salvaguardias”, en referencia a otras alternativas elevadas hace dos meses por el propio Lavagna sobre el tratamiento de las inversiones. Al ser consultado sobre la posibilidad de que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil actúe como banco de fomento en la región, Dumont dijo que las autoridades de la entidad “están buscando la manera para financiar proyectos en otros países, aunque referidos al tema de infraestructura”, pero reconoció que tienen dificultades en la modificación de su carta orgánica. Además, no descartó la posibilidad de que el BICE pueda fortalecerse también como banco de fomento.
En tanto, los cancilleres del Mercosur mostraron en Belo Horizonte la voluntad de dejar atrás las diferencias entre Argentina y Brasil, con miras a fortalecer la posición del bloque en las negociaciones internacionales de comercio. Brasil parece haberse resignado a la posibilidad de que Argentina aplique salvaguardias para proteger su industria. “No consideramos que las salvaguardias sean la mejor solución, pero no le damos un ‘no’ categórico, porque hay sectores brasileños interesados”, dijo Amorim en una entrevista con TV Globo, agregando que esa medida también podría adoptarse “cuando haya problemas con los productos argentinos”. Esa propuesta había generado una avalancha de críticas de industriales brasileños.