Dom 19.12.2004

EL PAíS • SUBNOTA  › CUESTIONAMIENTOS A LA ENTREGA DE BENEFICIOS

Un estigma difícil de olvidar

Por S. R.

La decisión de aprobar la entrega de subsidios a entidades elegidas de manera discrecional generó una áspera discusión en la Legislatura. La mayoría de los legisladores estuvo de acuerdo en otorgarlos, pero hubo unos pocos que se opusieron y no sólo cuestionaron la concesión de los beneficios, sino puntualmente el método de favorecer con fondos públicos a instituciones designadas según el deseo de cada miembro del cuerpo, sin un criterio claro y transparente de selección.
“De la noche a la mañana se están entregando compulsivamente subsidios cuando la Legislatura, desde su fundación, nunca lo había hecho precisamente para dejar atrás el estigma del Concejo Deliberante y mantener la transparencia”, advirtió el legislador de Confluencia, Ariel Schifrin. No sólo Schifrin alzó su voz en contra del otorgamiento de los subsidios, ni tampoco fue el único que advirtió que “es fácil ganar prestigio individual, relacionarse y posicionarse con plata ajena”.
En contra de la aprobación de los subsidios votaron, además de Schifrin, Jorge San Martino y Carlos Araujo, de Recrear; Daniel Betti y Héctor Bidonde, del Bloque del Sur; el kirchnerista Milcíades Peña y los ex bullrichistas María Eugenia Estensoro y Juan Manuel Velazco.
El macrista Jorge Mercado sinceró la discusión y explicó cómo y cuándo se resolvió que los legisladores repartieran recursos del Estado a su gusto. Precisó que en el momento en que “el gobierno porteño envió a la Legislatura la ampliación presupuestaria por 421 millones de pesos, el macrismo hizo una serie de reclamos”, entre los que figuraba la asignación de una partida para dar “algunos subsidios a instituciones con fines sociales o solidarios”. Según reveló, el Ejecutivo “contestó que de todos los puntos planteados, ellos podían solucionar en lo inmediato el otorgamiento de subsidios”.
El acuerdo se plasmó en la Comisión de Presupuesto, a la que cada legislador llevó su pedido, y no fueron los macristas los únicos en sacar provecho: a la hora de presentar las solicitudes se anotaron miembros de casi todos los bloques.
“No se deben mezclar cosas hablando de subsidios como los que se otorgaban en el antiguo Concejo Deliberante, que fueron duramente cuestionados porque las instituciones a las que decían que se otorgaban eran en realidad inexistentes”, se defendió el socialista Norberto La Porta, quien benefició a cinco instituciones. El macrista Jorge Enríquez, benefactor de varias iglesias, ensayó otra explicación: dijo que “si el Ejecutivo no atiende las necesidades de las ONG, no está mal que nosotros ayudemos”, y agregó que “no buscamos prestigio individual, sino que intentamos dar una mano en un espacio que el gobierno no atiende”. “Yo, si puedo dar una mano, lo hago”, se sumó Vilma Ripoll –en cuya última sesión en la Legislatura justamente se aprobó la primera tanda de subsidios, incluidos los suyos– y argumentó también que “antes de que la plata se la lleven las empresas por mayores costos, prefiero dársela a los comedores”.

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