EL PAíS
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Avanti morocha
› Por Santiago Rodríguez
Graciela Camaño no es una recién llegada a la política. “La Negra”, como todo el mundo la conoce en el bloque del PJ, arrancó hace 30 años su carrera como delegada gremial en la delegación San Martín del Ministerio de Trabajo. Se trata justamente de la misma cartera que a partir de hoy tendrá en sus manos y desde la cual, además de lidiar con los índices de desocupación más altos de la historia argentina, deberá enfrentar otro desafío: demostrar que llegó a ese cargo no sólo por ser la esposa del sindicalista Luis Barrionuevo.
Una vez que jure como ministra de Trabajo, Camaño se convertirá en la segunda mujer –la otra fue Patricia Bullrich durante el gobierno de Fernando de la Rúa– en ocupar ese lugar. Además, será la tercera dama en sumarse al gabinete de Eduardo Duhalde, quien ya tiene a Nélida “Chichi” Doga al frente de Desarrollo Social y a Graciela Giannettasio en Educación. Camaño es en realidad chaqueña –nació en Roque Sáenz Peña–, pero siendo chica su familia se radicó en la localidad bonaerense de Los Polvorines. Desde siempre desarrolló su actividad política en la provincia de Buenos Aires.
En 1989 Camaño fue elegida diputada por primera vez y abandonó su banca una vez que concluyó su mandato. Regresó a la Cámara baja cuatro años más tarde, después de intentar en 1995 hacer pie en la intendencia de San Martín: entonces, perdió en la interna peronista con Carlos Libonatti, el candidato de Duhalde en ese distrito.
De vuelta en Diputados y en la época en que Hilda “Chiche” Duhalde todavía ocupaba su banca, “La Negra” nunca estuvo en el círculo íntimo de la hoy primera dama, que sí integraban Mabel Müller, Silvia Martínez y su ahora compañera de gabinete Giannettasio.
De un tiempo a esta parte, Camaño pasó a ser una de las figuras de peso dentro del bloque del PJ. “Acá no es la mujer de Barrionuevo, sino que Barrionuevo es en todo caso el marido de La Negra”, aseguran sus compañeros en contra de los que sospechan que está donde está por ser la esposa del dirigente gastronómico, un vínculo que explica una solicitada que ese gremio publicó el diciembre del 2000: “Compañera Graciela Camaño ¡Felicitaciones!”, decía el texto en el que “los trabajadores hoteleros y grastronómicos” manifestaban estar “orgullosos” de que hubiera ganado el Premio Parlamentario a la mejor labor legislativa.
Para desvincularla de “Luisito” en su bancada recuerdan también que cuando Barrionuevo era “recontraalcahuete” de Carlos Menem –tal su propia definición–, “La Negra votó en contra de las privatizaciones”. Ya por estos días, Camaño operó contra el nuevo Plan Bonex, votó en contra de la condena a Cuba e impulsaba la remoción de los jueces de la Corte Suprema.
En un nuevo y fallido intento por la intendencia de San Martín que hizo en 1999, Camaño se topó con un juicio: Iván Noble, el –por entonces– líder de los Caballeros de la Quema, la demandó por usar sin autorización su hit “Avanti morocha”. “Avanti Graciela... sos nuestra esperanza”, decía la canción de campaña. ¿Habrá pensado lo mismo Duhalde y por eso la nombró?
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