–Hacen alguna autocrítica respecto de cómo se manejaron con los familiares. ¿No sienten que se reclama que Ibarra no haya puesto más el cuerpo?
–El jefe de Gobierno se reunió con los familiares, debe haber visto a 60 familias, y concurrió a algunas casas. No hicimos un trabajo mediático de estas acciones porque nos parecía que no era correcto, como tampoco lo hicimos sobre los subsidios que se dieron al conjunto de familias que lo pidieron y que se sigue implementando. El jueves, Ibarra estuvo con la señora (Mariana) Márquez, que se retiró del recinto el martes. Ella estaba en la Subsecretaría de Derechos Humanos planteando sus necesidades y después estuvo media hora con Ibarra.
–Pero la reunión con los empresarios fue anterior a la de los familiares y que ésta se hizo después de que ellos vieran a Kirchner.
–La reunión con los empresarios fue para plantear la decisión de suspender todas las habilitaciones. En relación con los familiares, insisto en que se hizo una cantidad importante de reuniones que no se dieron a publicidad. Pudo haber sido un error o no, pero ésa fue la decisión.
–¿Qué responden a la denuncia de Peña de connivencia entre los empresarios y el gobierno porteño?
–Si nos referimos a Cromañón, no era una de las entidades que estaba nucleada en esa cámara. Más allá de la situación personal de Peña en función del fallecimiento de una persona cercana, me parece que hay un grado de especulación política que no es razonable. Un gobierno y un Estado se relacionan con cámaras empresariales, sindicatos, organizaciones sociales, no gubernamentales. Hacer una construcción a partir de ahí me parece más oportunismo que análisis serio.