EL PAíS
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Otras voces
- Hebe de Bonafini, titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo: “Qué lástima que se murió tan pronto. Me hubiera gustado que viviera muchos años para sufrir lo que corresponda en la cárcel, pero de verdad, no como privilegiado sino para sufrir”.
- Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo: “Se llevó tantos secretos con cobardía y maldad. Fue uno de los (represores) más crueles. Su muerte se va con todos los secretos que guardó, sin su confesión, sin haber colaborado para recomponer la historia argentina. Seguramente sabía de cada desaparecido de los cuales aún no sabemos nada, y también dónde regalaron, vendieron o dejaron a nuestros nietos, que son los hombres y mujeres a los que hoy estamos buscando. La Historia lo coloca en el peor de los lugares, el de un mafioso, el de un delincuente y el de un asesino. Vivió tanto para mal y se murió sin hablar. Y me concierne mucho su cárcel porque yo lo hago responsable, por el área que él ocupaba, del secuestro de Laura, mi hija, y del robo de mi nieto Guido que en unos días, el 26 de junio, cumple 27 años. Habría nacido en junio de 1978. Yo tengo un testimonio que me dice que nació en el Hospital Militar Central”.
- Nora Cortiñas, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora: “Estos genocidas tienen que morir en la cárcel, como corresponde. La Justicia siempre llega tarde, ya que (Guillermo Suárez Mason) se murió sin haber estado condenado. Seguiremos luchando para que se termine con la impunidad, hasta lograr que la Justicia se consolide”.
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