EL PAíS
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Plebiscitar lo nuevo
Por Juan Abal Medina (h.)*
La decisión presidencial de “plebiscitar” la gestión en las elecciones legislativas de octubre no sólo resulta compatible con la lógica democrática, sino que constituye además un elemento imprescindible para la transformación de la política en nuestro país.
Las numerosas críticas elevadas contra la iniciativa, que la caracterizan como una medida demagógica, populista o incluso fascista, escapan a toda lógica y se vuelven claramente insostenibles a la luz de la experiencia histórica nacional e internacional.
Independientemente de su signo ideológico, todo gobierno relativamente bien posicionado busca utilizar las elecciones intermedias tanto para mejorar su espacio legislativo como para reforzar su legitimidad política. Así lo hicieron, por ejemplo, Alfonsín y Mitterrand en 1985, Menem en 1991 y Bush en 2002. Desconocer este hecho puede ser, en el mejor de los casos, producto de la simple ignorancia o, en el peor, un intento de engañar a la ciudadanía con presuntos argumentos “republicanos”.
Así, si este accionar resulta siempre lógico, tanto más lo será en una situación como la que experimenta nuestro país, en la que el actual Presidente asumió con el 22 por ciento de los votos, producto de la retirada de la segunda vuelta de su principal competidor.
A su vez, la obtención de un nuevo “mandato electoral”, que reemplace la popularidad que hoy le adjudican los sondeos por los votos reales de la población, representa para Kirchner una doble apuesta, en la que no sólo se pone en juego la legitimación retrospectiva del rumbo asumido, sino también el proyecto hacia futuro para su profundización. Es decir, con su convocatoria el Presidente no está llamando simplemente a la sociedad a votar por los candidatos del PJ, sino que aparece impulsando candidaturas en los principales distritos del país que representan un quiebre con las lógicas de los aparatos.
Los posibles triunfos de Cristina Fernández y de Rafael Bielsa significarán un inequívoco impulso de cambio frente a las corporaciones políticas que han hundido al país durante los últimos veinte años. Como genuinos exponentes de lo nuevo, permitirán a la sociedad expresarse sobre el rumbo estratégico del Gobierno, ese que quedó claramente especificado con la histórica declaración de la nueva Corte Suprema de Justicia sobre las leyes de la impunidad.
* Politólogo.
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