Alberto Balestrini, quien encabeza la lista de candidatos a diputados nacionales del Frente para la Victoria, fue el único orador previo a Cristina Fernández de Kirchner. En su breve discurso, dijo que el peronismo precisaba de tanto en tanto la máquina de podar, para librarse de las ramas dañinas y crecer con más fuerza. Estaba hablando de su propia historia: cuando Alberto Pierri apoyó el proyecto rrreeleccionista de Menem, Duhalde escogió a Balestrini para podarlo. Balestrini era el Secretario de Pierri, como Pampuro y Marcela Bianchi lo fueron de Duhalde.
El ingenioso periodista Ernesto Tenembaum sostiene que para entender al peronismo hay que leer a Darwin y su teoría de la selección natural, según la cual sólo sobreviven las especies más aptas para la adaptación. Balestrini se ha colocado bajo la advocación de otro pensador, un siglo más antiguo que Darwin, aunque si conociera el origen de su metáfora tal vez hubiera buscado otra menos amenazante. La cita completa dice que “el género humano puede ser considerado como un árbol que una mano invisible poda sin descanso y que gana frecuentemente con esta operación. El jardinero diestro ordena la poda, no tanto al crecimiento en sí de la planta, como a su fructificación: frutos, y no madera u hojas, es lo que le pide. Pues bien, los verdaderos frutos de la naturaleza humana, las artes, las ciencias, las grandes empresas, las altas concepciones, las virtudes viriles, son propias en primer lugar del estado de guerra. Es sabido que las naciones no llegan nunca al punto más alto de grandeza de que son capaces sino tras largas y sangrientas guerras”. Su autor es Joseph De Maistre, un noble y diplomático del siglo XVIII, principal ideólogo de la Contrarrevolución Francesa. Formado por los jesuitas, De Maistre fue el gran precursor del pensamiento reaccionario de los últimos dos siglos, incluyendo la última dictadura argentina y el seineldinismo, que llegó a crear un organismo de apoyo denominado Poder Argentino, que se identificaba precisamente con la sigla Podar.