El fiscal Federico Delgado pidió ayer que se someta a juicio oral a cuatro ex jefes policiales que están detenidos por la Masacre de Fátima, en la que fueron fusiladas treinta personas durante la dictadura y sus cadáveres fueron dinamitados. En el escrito que presentó ante el juez federal Daniel Rafecas, que investiga la megacausa del I Cuerpo del Ejército, el fiscal calificó los asesinatos como “uno de los capítulos más oscuros de la historia” del país. Los acusados son los comisarios Carlos Marcote, Carlos Gallone, Juan Lapuyole y el principal Miguel Angel Trimarchi. Gallone se hizo conocido en 1983 por fotografiarse abrazando a una madre de Plaza de Mayo durante una manifestación.
En el pedido de elevación a juicio oral, Delgado recordó que la noche del 20 de agosto de 1976 las treinta personas “se encontraban privadas ilegítimamente de su libertad” en el centro clandestino de detención que funcionó en la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal. De allí las llevaron a Fátima, en la localidad bonaerense de Pilar, “donde fueron ultimadas mediante un disparo de arma de fuego en sus cabezas para luego ser dinamitadas en un camino de tierra”. El fiscal enfatizó que todos los delitos fueron cometidos desde el Estado. “Se trató de una feroz y desnuda represión ejecutada por quienes usurparon el poder el 24 de marzo de 1976”, sostuvo Delgado en el escrito.
El 21 de agosto la Cámara Federal porteña había confirmado los procesamientos de los cuatro jefes de policía en base a los relatos de los testigos de la masacre. Entre ellos estaba el chofer que los llevó hasta Fátima, Francisco Valdez, quien afirmó que escuchó “detonaciones y los gritos de las víctimas”. “Esto es lo que estábamos esperando después de tantos años”, dijo en diálogo con Página/12 Haydée García Buela, la mamá de Horacio, uno de los asesinados, cuyos restos fueron reconocidos por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). “Después de haber tenido la verdad, busco la justicia. Así que seguimos adelante”, concluyó.