El Senado rechazó ayer un recurso en el que el suspendido juez de la Corte Suprema, Antonio Boggiano, reclamaba ser escuchado nuevamente en indagatoria. Movida que para la mayoría de los senadores pretendía tan solo ganar tiempo para postergar el veredicto que puede terminar con su destitución. Logrando postergar la decisión para después de las elecciones del 23 de octubre, el juez podría pretender una ayuda del poder político. Algo que para el Gobierno implicaría un fuerte cambio de posición que sólo podría explicarse por las dificultades que tiene para lograr los votos necesarios en la Corte Suprema para respaldar el proceso pesificatorio. Hoy se escucharán los alegatos. Con esto, todos los pasos estarán dados. Tan solo faltará el veredicto. Se lo espera para la primera semana de octubre.
“El 31 de mayo, Boggiano presentó su escrito de defensa y habló en esa ocasión. El 22 de junio, en las audiencias en las que escuchó a los testigos, volvió a ampliar su defensa. Por tercera vez, mañana (por hoy) se lo escuchará cuando se realicen los alegatos”, comenzó Cristina Fernández de Kirchner, al explicar el proyecto por el que se rechazaba el pedido del juez. Para la titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales, el derecho de defensa había sido garantizado “más que acabadamente”.
El magistrado sabe que la indagatoria es básicamente una herramienta para ejercer la defensa, más que una medida de la acusación. Si bien ésta figura en el código penal, el suspendido juez de la Corte Suprema no puede desconocer que no figura en ningún artículo del reglamento de juicio político del Senado.
No fue sorpresa que la defensa del juez de la Corte estuviera en boca del riojano Eduardo Menem. “Más que tratarse de juicio político, estos son juicios politizados. Voté en contra del cierre del período de prueba”, arrancó Menem, para explicar por qué, junto con el neuquino Pedro Salvatori, fueron los únicos que se opusieron a rechazar el escrito del magistrado. Sostuvo que escuchar a Boggiano no significaría una gran demora, ni conllevaría consecuencias institucionales. “El magistrado está suspendido y el desenlace de este proceso todo el mundo sabe cuál será”, concluyó.
A pesar de las innumerables gestiones de buenos oficios realizadas para salvar al juez de la Corte, lo cierto es que con el voto de la mayoría del oficialismo y del radicalismo el resultado parece cantado. El rechazo a la destitución tan solo sería acompañado por la puntana Liliana Negre de Alonso, de reconocida pertenencia al Opus Dei, igual que el magistrado; el riojano Menem, que mantendría el mismo voto con el que intentó, sin éxito, evitar el desplazamiento de Eduardo Moliné O’Connor; el neuquino Salvatori y algún que otro senador perteneciente a los denominados partidos provinciales.