EL PAíS
• SUBNOTA › EL SISTEMA TAMBIEN FAVORECE A LOS INTENDENTES
El municipio en el bolsillo
Para sociólogos y politicólogos el sistema electoral bonaerense es sólo un punto de una compleja galaxia de variables que transformaron a las comunas del conurbano en bastiones políticos inexpugnables. Aunque varios de ellos admiten que en el año 2001 “se alinearon los planetas” para consolidar el proceso que convirtió a la mayoría de los intendentes en “zares” municipales con un manejo discrecional del poder sustentado en la desaparición de la oposición política.
En 2001, el voto bronca (que en el distrito bonaerense promedió el 25 por ciento) ayudó considerablemente a esa concentración de poder: dispersada la oposición, los oficialismos municipales se alzaron con la mayoría de los cargos representativos. Los partidos que responden a los jefes comunales (especialmente el PJ) fueron casi los únicos que lograron superar los pisos electorales para acceder a una concejalía (que oscila según los municipios entre 5,5 y el 33 por ciento) o para sentar a un representante partidario en el consejo escolar (entre el 20 y 50 por ciento).
Así, en La Matanza, con menos del 50 por ciento de los votos el PJ se llevó los 12 puestos de concejales en disputa. O en Ituzaingó, donde con el 32 por ciento de los votos (apenas superando al voto en blanco) el PJ también se alzó con ocho de los diez concejalías que se renovaban. Una constante que se repitió en la mayoría de los 134 municipios bonaerenses.
Casi sin control opositor, los intendentes incrementaron su discrecionalidad en el manejo de los presupuestos municipales (que en muchos casos supera el de varias provincias) o el de los consejos escolares que ahora tienen en sus manos el dinero para construcción y reparación de escuelas y el destinado a los miles de comedores escolares.
En las legislativas 2003, aunque menos pronunciada, la tendencia continuó. En La Matanza sólo superaron el piso el PJ y el Frepobo de Aldo Rico: con el 15,3 por ciento el riquismo obtuvo dos concejales y el justicialismo con el 46,8 por ciento consiguió 10. En Ituzaingó sortearon el obstáculo del piso el PJ, el Frepobo y el vecinalista Nuevo Gobierno: con apenas más del 10 por ciento el riquismo y el vecinalismo sacaron dos escaños municipales y el justicialismo con el 43 por ciento 6. Con la reincorporación del riquismo al PJ, la actual composición del Concejo en La Matanza es de 20 concejales para el PJ y 4 repartidos en los bloques peronistas disidentes. En Ituzaingó, el PJ tiene 16 de los 20 bancas.
Los altos requisitos para conseguir una banca en cualquier eslabón legislativo provincial han ido raleando a la oposición de esos cuerpos. En 2003, con el 9,52 por ciento de los votos en la provincia de Buenos Aires, el ARI se alzó con cuatro bancas de diputados nacionales, pero el mismo guarismo apenas le alcanzó para dos escaños en la Cámara baja provincial y ni siquiera le sirvió para conseguir una concejalía en La Matanza o Ituzaingó, mucho menos para un lugar en sus consejos escolares. Las elecciones legislativas de este año acentuarían esa tendencia.
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