EL PAíS
• SUBNOTA › BUSH EVITO PROFUNDIZAR EN EL DESACUERDO POR EL ALCA, PERO FUSTIGO A CHAVEZ
Visita a Brasil con críticas a Venezuela
No lo mencionó, pero nadie dudó de que se refería a Chávez cuando mencionó a dirigentes que buscan “enfrentar vecino contra vecino”. Sin profundizar en el resultado de la Cumbre, el presidente de EE.UU. prefirió hacer notar el lugar de “socio estratégico” de Brasil.
› Por Darío Pignotti
Desde San Pablo
Un día después de que el Mercosur y los Estados Unidos no lograran acercar sus posiciones sobre el Area de Libre Comercio de las Américas durante la Cumbre de Mar del Plata, ayer el presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva esquivó el tema al recibir a George Bush en Brasilia. Lula no citó explícitamente al proyecto hemisférico alentado por Washington y apenas admitió las “comprensibles diferencias en la agenda regional” durante su discurso de 1147 palabras pronunciado junto a su colega y la prensa acreditada en la residencia de fin de semana oficial, la Granja do Torto.
De todos modos, el ALCA se incluyó en la declaración conjunta y también fue abordado durante el asado ofrecido por Lula, que habría sugerido a su convidado retomar esas discusiones tras la reunión de la Organización Mundial del Comercio de diciembre en Hong Kong y la ronda de Doha. Para ese entonces, Bush prometió revisar los subsidios con que su gobierno respalda la producción agropecuaria e, indirectamente, restringe mercados a los exportadores brasileños. Estados Unidos es el mayor socio comercial de Brasil, recordó Lula, que también reclamó apoyo de ese país a sus tropas establecidas en Haití, donde comandan una fuerza pacificadora de la ONU.
Bush tampoco dio mayor peso a los desacuerdos de Mar del Plata y prefirió hacer notar el lugar de “socio” estratégico que concede a Brasil, la “mayor democracia de América latina”, especialmente en medio de la prédica de líderes como Hugo Chávez, frontal opositor a la Casa Blanca. A él aludió Bush cuando criticó a quienes buscan “hacer retroceder el progreso democrático de las dos últimas décadas, enfrentando a vecino contra vecino”.
Los dichos de Bush también pueden aludir al líder cocalero boliviano Evo Morales, de conocida afinidad con Chávez, que en poco tiempo disputará, y con chances, la presidencia de su país.
Este fue el primer viaje del presidente norteamericano a Brasil, adonde en el último año llegaron cinco funcionarios del primer escalón de la administración republicana: dos secretarios de Estado (el ex Colin Powell y la actual Condoleezza Rice) y los responsables de Defensa, el Tesoro y el jefe del FBI. Un número de visitas nada despreciable si se la compara con los años anteriores, cuando Sudamérica, incluido Brasil, fue barrida de la agenda tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Aunque no cultivan la afinidad ideológica que ligó a los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso y Bill Clinton, Lula y Bush tienen una cordial relación y cierta confianza política. Ayer Bush volvió a elogiar la “franqueza” de su anfitrión, con quien estuvo reunido por casi dos horas a pesar de que en el protocolo estaba previsto que el encuentro reservado se extendiera por menos de una hora.
Fue el tercer encuentro bilateral, el anterior ocurrió en junio del 2003 y el primero en diciembre del 2002, cuando el brasileño aún no había tomado posesión del cargo (1-1-03) y acostumbraba llevar una estrella del Partido de los Trabajadores en su solapa. Ayer Lula, camisa celeste sin corbata igual que su convidado, recordó que muchos detractores del PT profetizaron el “deterioro de las relaciones entre Brasil y los Estados Unidos (y se) equivocaron redondamente. (Hoy) nuestras relaciones atraviesan uno de sus mejores momentos. Las relaciones económicas se ampliaron mucho y nuestro diálogo político ganó en calidad”. Jaqueado por las denuncias de corrupción que a diario lanza la oposición Lula buscó restañar la imagende su agrupación y, acto seguido, exhibir la visita de Bush como una señal de fortaleza política interna.
Brasilia se convirtió en una “plaza de guerra” desde el sábado, cuando quedó interdicto el espacio aéreo en un radio de 19 kilómetros a la redonda del hotel donde se hospedó Bush hasta ayer a la tarde, cuando la comitiva continuó viaje hacia Panamá. Los agentes de la CIA rastrillaron cada habitación del Blue Tree Park brasileño y presionaron, aunque sin éxito, para hacer lo mismo hasta en la residencia de Lula. El celo de la seguridad estadounidense no impidió que un grupo de manifestantes se apostaran en cercanías de la Granja do Torto y obligaran a las limusinas de Bush a desviarse algunos metros de su itinerario. Un militante del PT y otra del Partido del Socialismo y la Libertad (PSOL), formado por disidentes petistas acabaron detenidos. La activista del PSOL fue sorprendida con las manos en la masa: marchó presa cuando le apuntaba con un par de huevos al vehículo de Laura Bush.
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