EL PAíS
• SUBNOTA › LA VIGILIA COMENZO AFUERA Y CONTINUO DENTRO DE LA LEGISLATURA
Los familiares, rigurosamente vigilados
“Era más fácil meterse en Mar del Plata vestido de árabe que entrar acá”, comenta un hombre en la puerta de la legislatura porteña. Para llegar hasta ese punto es necesario sortear dos vallados en los que hay que mostrar los documentos de identidad. En el segundo, además, dos policías piden que se les muestre el contenido de los bolsos. Está plagado de hombres y mujeres uniformados, que no sólo inundan las calles adyacentes, sino que también abundan en el recinto. Allí dentro, la respiración de los familiares que entraron marca el compás. Los chalecos naranjas de los policías serán el fondo sobre el que aparecerán en televisión las figuras de varios legisladores. El impacto visual seguramente tendrá algo que ver con el clima extraño que se vivirá cuando los familiares estallen. Será cuando un legislador que apoya a Ibarra repita la palabra tragedia, sin detenerse cuando ellos le griten “¡Masacre!”
Un pequeño grupo de amigos y parientes de las víctimas del 30 de diciembre había pasado la noche en la calle Perú y varios cumplían un ayuno desde el miércoles. El resto de los familiares fue llegando por la mañana, pero no les permitieron ingresar, lo que generó reclamos. Cuando llegó Santiago de Estrada, vicepresidente primero de la Legislatura, le plantearon la situación. El les sugirió acercarse en un horario más cercano al inicio de la sesión, cuyo comienzo estaba previsto para las 15.30. A esa hora, el lugar hacía acordar al santuario instalado sobre Mitre, con fotos de las personas fallecidas en Cromañón y carteles que repetían las consignas nacidas tras el humo que se llevó a 194 personas. A las 16.14 la fila de familiares comenzaba a avanzar con paso lento.
Nilda Gómez, madre de una de las víctimas y titular de la ONG Familias por la Vida, comentaba que “la idea es estar dentro del recinto lo más tranquilos que podamos”. La mujer agregó que “una vez ahí, ninguno puede responder por los demás”. Armando Canziani, padre de Soledad, leyó un texto antes del inicio de la sesión, donde se señalaba: “Porque la impunidad sólo ahonda el dolor, esperamos que cada uno vote de acuerdo con su conciencia, sin dejarse mover por bajos intereses”.
Cerca de treinta habían logrado ingresar al recinto, con las fotos y remeras de sus familiares fallecidos. Se había acordado que ingresarían en turnos rotativos: un grupo mayoritario fue a presenciar la transmisión televisiva en otro salón, donde podía verse una foto de Liz y de su madre, Mariana Márquez, abrazadas. Hubo ovaciones cuando se pedía el juicio político para Ibarra y cataratas de insultos cuando los legisladores se pronuncian al revés. La primera de este tipo cayó sobre la cabeza de Julio de Giovanni, cuyas primeras palabras fueron: “No vengo a defender un gobierno...”. La frase anticipó los chiflidos que otros familiares intentaban silenciar con gestos de calma.
El legislador denominó “tragedia” a lo acontecido en Cromañón y ellos le recriminaron que no utilizara la palabra “masacre”. La situación se repitió y florecieron los insultos, mientras un amplio grupo optaba por ponerse de espaldas, mostrando las fotos de los jóvenes fallecidos. “No tenés vergüenza, basura”, “respetá el dolor, corrupto”, le gritaron. Entre varios trataban de contener a un hombre corpulento que quería avanzar: finalmente, se debió pasar a un cuarto intermedio. Mientras tanto, el hombre al que apenas habían podido detener los brazos de los familiares secaba sus lágrimas apoyado contra una puerta. Durante el discurso del diputado, la madre de una de las víctimas tuvo una crisis nerviosa en el hall de la Legislatura y fue retirada por personal del SAME.
“¿Dónde están los cuatro legisladores que faltan? No hay razón para que no estén en este recinto”, cuestionó Martín Borrelli, de Compromiso para el Cambio. “No hay excusa que no huela a corrupción”, manifestó, y terminó con los aplausos de los familiares. Exactamente lo contrario ocurrió cuando habló la ibarrista Sandra Dosch, quien cuestionó la labor de la comisión investigadora y la calificó como “carente de fundamentación”, además de acusarla de “falta de precisión en la acusación”. Los familiares también optaron por colocarse de espaldas. Los abucheos en manifestación de repudio terminaron con la retirada de cinco diputados del kirchnerismo.
A más de seis horas del inicio, la sesión de la Legislatura porteña permanecía suspendida. Cerca de las 23, los familiares se levantaron para pedir que se postergue la votación. El presidente de la Cámara Acusadora de la Legislatura, Santiago de Estrada, convocó a un cuarto intermedio y llamó a los legisladores a dialogar en un salón contiguo al recinto. Entonces, los familiares decidieron continuar con la vigilia dentro de la Legislatura. “Los padres no se van”, corearon.
Informe: Daniela Bordón.
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