EL PAíS
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Hablan los que estuvieron
¿Cuál es su mirada sobre las cifras de ex combatientes que se manejan?
César González Trejo (veterano de Malvinas y secretario del Instituto Malvinas, Patagonia e islas del Atlántico Sur): La cifra de veteranos de Malvinas siempre ha generado bastante confusión: en un principio, se dio a conocer un listado de 13.000 conscriptos; luego, en 1994, la Armada dictó una resolución que ampliaba –según su criterio– los buques que habían participado en la guerra, eso significó un aumento de por lo menos 3000 personas. Hace no mucho tiempo, el Ministerio del Interior, bajo al órbita de Aníbal Fernández, realizó un censo donde se anotaron un montón de personas que no tuvieron participación directa en el conflicto. Por ello, ahora existe un excedente enorme de pretendidos ex combatientes que no se corresponde a la realidad. Principalmente, se deben al reconocimiento de la Armada que, por ejemplo, incluyó al portaaviones 25 de Mayo, que jamás cumplió una misión.
Edgardo Esteban (periodista y ex combatiente): Hasta donde yo sé ni siquiera llegaron a ser 13.000 los ex combatientes de Malvinas, lo curioso es que el número se incrementó muchos años después de finalizado el conflicto. Hay supuestos ex conscriptos que cobran pensión y que nunca salieron del territorio tucumano. El problema es que, con los años, las Fuerzas Armadas han interpretado de distintas formas qué es ser un ex combatiente. Todo esto es parte de la injusticia que hay en torno de este tema, nunca se piensa en los chicos de 17 años que los mandaron a Malvinas y que volvieron con problemas físicos y psicológicos. Es una locura que, después de 23 años, se siga discutiendo cuántos peleamos en Malvinas.
Hugo Robert (Centro de ex combatientes Islas Malvinas. Cecim La Plata): Los padrones empezaron a inflarse una vez que aparecieron los beneficios. Tanto la Armada como la Marina Mercante tienen cifras de ex combatientes que nada se corresponden con los datos históricos. De hecho, si se toman los datos históricos, no hay más de 14.000 veteranos de guerra, incluyendo a todos aquellos que estaban en la zona de exclusión. Es una aberración que cualquiera se quiera colgar del padrón, gente que estuvo en el Sur o busques que nunca navegaron a más que a dos metros del Puerto. Si al Gobierno le sobra plata entonces que lo destine a todos los hombres que todavía han quedado con secuelas y no han podido conseguir una profesión para subsistir. Los soldados no queríamos dinero, sólo pedíamos que el Estado se hiciera cargo; como no ocurrió, no quedó otra opción que pedir una pensión. Si se abre el grifo y se no hace un control más exhaustivo, la disputa no termina más. La solución es utilizar la lógica y ver el listados de todos los que combatimos en Malvinas, que somos los únicos que debiéramos habilitados para cobrar, y no dejar que siga siendo la Armada quien otorgue los certificados.
Néstor Panigasi (ex combatiente): En estos momentos somos 15.000 los que estamos cobrando pensiones, entre soldados y cuadros (oficiales y suboficiales). La cifra va a aumentar por un decreto que salió hace poco, el cual establece que pueden cobrar la pensión aquellos oficiales y suboficiales que tuvieron participación en Malvinas, siempre y cuando no hayan sido juzgados por delitos de lesa humanidad. En realidad, creo que ex combatiente es todo aquel que estuvo en la zona de exclusión y la zona de combate, el resto no tiene derecho a cobrar nada.
¿Está usted de acuerdo en que oficiales y suboficiales cobren una pensión de mil pesos mensuales por haber combatido en Malvinas?
Esteban: No estoy para nada de acuerdo con que oficiales y suboficiales cobren una pensión por haber participado del conflicto. Ellos eligieron la carrera militar y además cobran un plus por la guerra; agregarle también la pensión sería seguir con la injusticia. Hay que despolitizar de una vez por todas el tema Malvinas.
González Trejo: No creo que el reconocimiento económico a oficiales y suboficiales se pueda calificar como poco ético. Estoy de acuerdo con ello, quizá lo que se deba discutir es una cuestión de grados de recompensa, darles prioridad a los conscriptos que tuvimos mayores dificultades para reinsertarnos en la sociedad porque teníamos menos herramientas (ni una profesión, ni obra social). Sin embargo, aquel militar que cumplió con su mandato –cuando muchos en la Argentina no lo hicieron y tergiversaron el rol de las Fuerzas Armadas– debe ser premiado, como también debe ser premiado el médico que le hace bien al país, más allá de que estén cumpliendo con su obligación. Debiéramos recompensar a todos los que participaron en defensa de un patrimonio que nos pertenece a todo, es el reconocimiento del pueblo a sí mismo.
Jorge Baroni (ex combatiente): Estoy de acuerdo en que oficiales y suboficiales cobren. Estamos llenos de casos de oficiales y suboficiales que no tuvieron los años de servicio necesarios para cobrar la jubilación que les correspondía y se encontraron en la miseria. Esto viene a repararlos. Por ejemplo, hubo cabos que se ofrecieron como voluntarios para ir a Malvinas, porque no cualquier oficial o suboficial quería ir. Después, terminó retirándose de la fuerza sin completar los años de servicio y hoy vive en la miseria. ¿Por qué no va a cobrar? Tal vez el caso más dramático fue el del cabo que se suicidó arrojándose al vacío desde el Monumento a la Bandera en Rosario. Ese tampoco tenía pensión de militar, trabajaba haciendo changas, tuvo que irse de baja por problemas psicológicos y obviamente no tenía los años de servicio para pensionarse. Me parece bien que oficiales y suboficiales cobren porque hay baches de injusticia como los que relaté. ¿Si no se puede otorgar a quienes están en esas situaciones dramáticas y no a los generales o altos mandos que sí tienen otra pensión? Es difícil hacer la discriminación.
Hugo Robert (Centro de ex Combatientes Islas Malvinas. Cecim La Plata): No creo que sea ético que oficiales y suboficiales reciban una pensión “honorífica”. No olvidemos que ésta fue una guerra que se dio en medio de una dictadura militar, que los que estuvieron en Malvinas tenían vocación castrense y que los conscriptos tuvieron que ir a poner el pecho por una ley que los obligaba. No es ético gratificar a quienes jamás respetaron la voluntad del pueblo. Además, ellos siempre tuvieron el sostén de la institución que les daba dinero, créditos, sanidad, durante, antes y después de la guerra.
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