Por Daniel Kostzer *

Aquellos que tienen experiencia con las estadísticas saben que no es necesario medir a todos los habitantes del país para tener una idea de la altura promedio de la población. Ni se precisa ver qué comen los 37 millones de argentinos para conocer cómo se compone la canasta alimentaria promedio. Con sólo una muestra estadísticamente representativa, que es una fracción del universo global, se puede llegar a conclusiones de mínimo error.
Cuando la muestra está sesgada, por lo que los integrantes de la misma no son representativos del universo, las conclusiones a las que se llega son equivocadas. Si medimos en un country de la zona norte la antigüedad promedio de los autos, seguramente pensaremos que los vehículos importados son más y más nuevos que los del promedio del país.
Esto parecería que le sucedió al presidente de la República Oriental del Uruguay cuando dijo que los argentinos “son una manga de ladrones desde el primero al último”. Posiblemente tomó como representativo del universo de la población del país a los que él conoce (tiene familiares directos), como resultado de su actividad o sus relaciones personales. ¿Habrá hablado de los funcionarios argentinos que frecuenta? ¿Se habrá referido a los que le constan que llevaron dinero poco claro a la Banda Oriental? ¿Tal vez piense en sus antiguos anfitriones en Buenos Aires? Como vemos en todos estos casos la muestra presenta un sesgo muy definido.
Más que dimes y diretes, aceptando su disculpa con dolor y emoción, considero que la mejor forma en la cual se podría encontrar el error de Batlle sería si enviase todas las cuentas, los registros de propiedades, y las sociedades de argentinos en Uruguay como modo de verificar cuántos de ellos han declarado estos bienes a la AFIP, si se condicen con las ganancias declaradas, y por sobre todas las cosas, nos despejamos las dudas acerca de que por esa vía sale el dinero de los argentinos honestos que sufren por lo que Batlle denunció.

(*) Economista.