EL PAíS • SUBNOTA › LOS PADRES DE CROMAÑON, EN LA PLAZA DE MAYO
Los familiares de las víctimas de Cromañón iniciaron anoche una vigilia que incluyó una caminata alrededor de la Pirámide de Mayo, rodeada por las fotos de los 194 jóvenes muertos en el boliche de Once. Dando vueltas al monumento pasaron la noche previa a la sentencia que dictará la absolución o la destitución de Aníbal Ibarra. La mayoría se mostró esperanzada en que la votación se incline por la culpabilidad, aunque otros confesaron que era imposible hacer un pronóstico. Mientras los padres comenzaban su reclamo, los alrededores de la Legislatura empezaban a cerrarse con un vallado policial que anticipaba una jornada singular.
A las 18, los familiares comenzaron con las rondas. Con la caída del sol prendieron las primeras velas que iluminaron el rito durante la noche, en la que se iban a turnar con otro grupo que continuó desde las 22. “Nos vamos a quedar acá, dando vueltas con las fotos de los chicos. Haciendo memoria”, contó a Página/12 Leandro Gavilán, hermano de Lucas Matías, muerto a los 17 años en el recital de Callejeros. “El miedo de que todo quede en la nada siempre está. Pero espero que los legisladores voten a conciencia y no se olviden de que hay 194 vidas de por medio”, se esperanzó.
Las fotos de los chicos muertos cubrían la reja de la Pirámide. Debajo de cada imagen, los carteles mostraban un recordatorio y también repartían culpas. “Muerto porque los locales bailables no estaban en la agenda de Ibarra”, “porque Cromañón no se inspeccionaba desde 2003”, “porque las ambulancias no tenían oxígeno”, “muertos por la corrupción”.
“Elegimos este lugar porque es emblemático para plantear nuestro reclamo de no a la impunidad –explicó Pablo Blanco, padre de Lautaro–. Lo que vaya a pasar mañana (por hoy) sólo un mago lo sabe. Hay mucha indefinición por las presiones del poder que pueden torcer voluntades.”
Los familiares se esforzaban en recalcar el significado del sitio donde manifestaban. “Lo habían elegido las Madres de Plaza de Mayo y nosotros tenemos el mismo dolor y también queremos justicia”, comentaba Santiago Maggio, padre de Diego. “Yo tengo fe de que lo van a destituir”, arriesgó.
En un cable que iba desde una de las palmeras hasta uno de los postes de iluminación de la plaza, un par de zapatillas pendía sobre los padres en su marcha. Contra las vallas que separan la plaza de la Casa Rosada ardían velas, una por cada muerto.
A unos metros de allí, los accesos a la Legislatura comenzaban anoche a bloquearse con el operativo policial. Dentro del cerco, los uniformes se iban desplegando. En todos lados se preparaban para esperar la decisión de los jueces.
Informe: Lucas Livchits.
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