El presidente Néstor Kirchner quedó satisfecho de su paso por Chile. Por un lado, al fin pudo reunirse con Tabaré Vázquez para comenzar a encontrarle una solución al preocupante conflicto por las papeleras. Por el otro, se llevó la confirmación de Michelle Bachelet de que su primer viaje al exterior será a Buenos Aires, lo que marca una distinción de parte de la flamante presidenta de Chile que los diplomáticos argentinos se encargaron de resaltar. “Se notaba que el Presidente estaba contento, quería salir a hablar, no lo podíamos tener en la habitación del hotel”, explicaba uno de los integrantes de la comitiva.

Con todo, el Presidente buscó colocar su doble encuentro con Tabaré en Santiago dentro de la normalidad de las relaciones de dos países vecinos y amigos. Sin embargo, el vínculo se había estropeado a un nivel fuera de lo común para la tradición entre argentinos y uruguayos. “Los únicos que podían desenredar esto eran los dos presidentes. Era evidente que si se sentaban un rato a charlar cara a cara enseguida encontrarían una solución, si son amigos”, evaluaba uno de los funcionarios de Cancillería que formó parte de la comitiva que viajó para la asunción de Bachelet.

No obstante, es lógico que una relación que alguna vez fue tan estrecha ahora haya quedado un poco dolida. “Pensar todo lo que hicimos por Tabaré...”, recordaban cerca del Presidente. Y no sólo hablaban de aquellas reuniones para la foto en plena campaña mientras se maltrataba el vínculo con el entonces presidente Jorge Batlle. “Nosotros colaboramos mucho para que los uruguayos que viven en la Argentina viajaran a votarlo”, subrayaban. Quedará en manos de los presidentes y los dos encuentros que tienen por delante para resolver el entuerto de las papeleras, reestablecer los lazos a lo que era entonces. Por parte de Kirchner, se notó, está más que dispuesto.

Los funcionarios de la Cancillería volvieron a encontrar al Presidente metido de cabeza en los temas internacionales, a los que les tomó el gustito luego de algunas gestiones exitosas como la incorporación de Venezuela al Mercosur o las cláusulas compensatorias que Brasil aceptó colocarle al intercambio comercial en el bloque.

Kirchner no faltó a ninguna de las actividades agendadas. Fue el encargado de dedicarle a Ricardo Lagos unas afectuosas palabras de despedida en nombre de todos los presidentes presentes en la cena que se realizó el viernes en el Palacio de la Moneda. El sábado aplaudió –y se emocionó– en primera fila con la salida de Lagos y la asunción de Bachelet en Valparaíso. “Ojalá a mí me despidieran así”, reflexionó luego ante una consulta de la prensa chilena sobre la ovación que recibió Lagos en el recinto. Se entrevistó, junto con su esposa, la senadora Cristina Fernández, con la flamante presidenta, quien le confirmó que el 21 de marzo estará en Buenos Aires, en lo que será su primera salida al exterior.

“Es un gran honor”, consideró Kirchner. Y se podría considerar que lo es. Bachelet está concentrada en lanzar una batería de medidas en sus primeros días de gestión para mostrarse al frente de un gobierno dinámico y eficaz, por lo que buscará evitar las visitas a otros países, al menos en este primer tramo (ver págs. 16 y 17). Por eso, adelantaban en su entorno, lo que sería una minigira por la región que incluiría Argentina, Uruguay y Brasil habría quedado reducida a una única parada en Buenos Aires. Durante la campaña, Bachelet ya había adelantado que consideraba “estratégica” la relación entre Chile y la Argentina y su primer gesto ratifica que trabajará en ese sentido.La agenda del encuentro fue conversada en el primer contacto que mantuvo en Santiago el canciller Jorge Taiana con su flamante par trasandino, Alejandro Foxley. La cuestión del gas y las restricciones que impuso la Argentina a su exportación, el único tema que hace realmente ruido en la relación bilateral, seguramente estará presente. Pero también está previsto que hagan algunos anuncios de obras conjuntas en los pasos fronterizos y rutas. “Se va a buscar intensificar el vínculo”, aseguraban en la embajada argentina en Santiago, a cargo de Carlos Abihaggle.

Bachelet también dijo que la prioridad de su política exterior será mejorar las relaciones –descuidadas en los últimos años– de Chile con los países vecinos. Pero eso no habría que pensar en un pedido de ingreso al Mercosur a la usanza venezolana. Chile tiene una economía abierta que por cuestiones arancelarias hace imposible la adaptación. Más bien, el esfuerzo de Bachelet estará centrado en normalizar las conflictivas relaciones que mantiene históricamente con Bolivia y Perú, y que incidentes recientes volvieron a tensar. En ese sentido se enmarca el simbólico encuentro con Evo Morales en Santiago. Luego Evo puso las cosas en su lugar. “Soy muy optimista, pero el tema de la salida al mar no se habla, se hace”, dijo.