No sé quién fue el responsable final del acto del 24. Yo estaba en el medio y me perdí varias cosas. Pero quiero señalar unas pocas para que mi opinión no sea confusa.

1 No me pareció atinado, por lo larga, que se leyera íntegra la maravillosa carta de Rodolfo Walsh; más cuando la CTA había repartido el texto.

2 No sabíamos qué pasaba, pero la lectura se interrumpió, y durante un buen rato, y a los gritos (incluso destemplados), pidieron que dejaran pasar a Madres y Abuelas.

3 Como es ya habitual, aunque se sabe que detrás de la larga “bandera” con fotos de desaparecidos, van las Madres y Abuelas, columnas con carteles rojos –y cantos propios– se metieron en el medio y taparon y frenaron el ingreso.

4 Al terminar la lectura, escuchamos que se empezaba a leer otro texto que no se escuchaba bien; además, otras columnas de otros carteles rojos cantaban todo tipo de consignas que nada tenían que ver con la memoria y el 24 de marzo.

5 Es cierto que hay organizaciones de DD.HH. más cercanas al actual gobierno y otras más distantes. Y –salvo las que tienen tufillo a “compraventa”– personalmente les reconozco a ambas su derecho. Lo cierto es que –por lo que dicen los diarios– Madres (LF) y Abuelas rechazaron la firma del documento leído. Y si ciertos sectores quieren politizar y sacar rédito del dolor y de la muerte, quiero manifestar mi repudio. Si es cierto que les cortaron el micrófono, quiero recordarles que se asemejan mucho a los que les cerraban las puertas de la Catedral.

6 Lamentablemente no me extraña, estamos acostumbrados al autismo de ciertos sectores que hablan del pueblo y nunca lo vieron, ni lo olieron... Y sobre todo estamos acostumbrados a que ciertos sectores de la izquierda sean siempre funcionales a la derecha.

* Coordinador del grupo de Sacerdotes Carlos Mugica, en Opción por los Pobres.