Daniel Pereira es ya un conocido militante contra la instalación de las papeleras en Fray Bentos, aunque no es un asambleísta de Gualeguaychú ni pertenece a una organización ambientalista, sino que es miembro de la dirección nacional del Movimiento 26 de Marzo –una de las fracciones del ex Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros– e integrante del gobernante Frente Amplio (FA) uruguayo. Afirma que las plantas de celulosa “son contaminantes”, que su instalación contradice la propuesta frenteamplista que hizo campaña en contra de las pasteras y le preocupa que funcionarios uruguayos esgriman casi como único argumento a favor de las plantas “actitudes xenófobas contra los argentinos”.

De visita en Buenos Aires, donde participó de un encuentro “interregional contra las multinacionales contaminantes”, dio varias charlas con organizaciones sociales y ecologistas, y disertó sobre las papeleras en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo. Pereira dialogó con Página/12 y explicó por qué se opone a las pasteras.

–¿Cuál es la postura del M26 frente a las papeleras?

–Nosotros siempre estuvimos en contra, la gran mayoría del FA se opuso y hasta hicimos la campaña electoral contra la instalación de las papeleras. El congreso del FA, en 2003, no avala las plantas de celulosa. Es muy recordado el discurso del compañero Tabaré Vázquez, en Minas de los Corrales, el Día universal del Medio Ambiente explicando detalladamente por qué no queríamos industrias sucias y contaminantes en el Uruguay.

–Pero la postura del gobierno uruguayo cambió.

–Está absolutamente comprobado que las plantas de celulosa son contaminantes y en Europa las plantas con este tipo de procesamiento van a ser prohibidas a partir de 2007. ¿Por qué vienen para acá, solamente porque contaminan?, no. Acá se pagan sueldos más baratos, no se pagan impuestos y hasta les conceden una zona franca.

–¿Con qué elementos cuentan para afirmar que las plantas contaminan?

–Tenemos el ejemplo vivo de Pontevedra (España) y Valdivia (Chile). Desde esos lugares vinieron hasta Uruguay a explicarnos cómo es todo el proceso productivo, la forma en que contaminan y los problemas que genera en la gente y el medio ambiente. Además, en el Uruguay hay un estudio de casi 60 técnicos especializados, hombres de primer nivel de la Universidad de la República, donde se afirma que las plantas son contaminantes.

–¿Por qué el gobierno desconoce este informe técnico?

–Porque hay una decisión política de respaldar a las papeleras. El viceministro de Industria (Martín) Ponce de León fue invitado por una coordinadora del FA de Montevideo, por este tema. Pero no se podía preguntar sobre lo que opinaba el funcionario. Lo único que se aceptaba eran preguntas por escrito y una dirección de correo electrónico a donde iban a contestar. Hay una mayoría automática que no quiere y le molesta discutir lo que racionalmente siempre defendieron la izquierda y el FA.

–¿Hay espacio para discutir esto dentro del FA?

–El 26M está debatiendo esto dentro de la orgánica del FA, pero en franca minoría ante una mayoría automática que dice a todo que sí. Una las mejores características del FA era la participación de los vecinos en la discusión de sus problemas, pero los comités de base hoy están casi vacíos o cierran. No hay discusión, prevalecen las ideas que bajan desde el gobierno, con la esperanza de que los compañeros no van a traicionar, no van a fallar. Si hubiera intercambio, lectura en común, análisis, veríamos cómo muchísismas de estas cosas nos llevan por mal camino.

–Usted mostró preocupación por la campaña “xenófoba” que se inició en Uruguay contra los argentinos. ¿Cómo se expresa?

–Hay una rivalidad ficticia, pero que opera en la cabeza de la gente, donde se dice que los argentinos son malos vecinos, coimeros, patoteros, piqueteros y que además de tener industrias contaminantes se quejan para que los uruguayos no podamos hacer lo mismo que ellos. Las declaraciones de varios dirigentes del FA han apostado a eso. El escritor Mario Benedetti dijo que el problema de (Jorge) Busti es que pidió una coima demasiado grande. Un hombre que estuvo preso por tupamaro y que ahora es funcionario del gobierno, Mauricio Rosencof, habló muy mal de los argentinos. Los principales dirigentes políticos uruguayos quieren explicar las “bondades” de estas plantas de celulosa atacando al gobierno y al pueblo argentino. Pero nada se habla de un modelo de desarrollo impuesto donde prevalece el monocultivo de eucaliptus.

–¿Cómo responden los uruguayos frente al reclamo ecológico argentino?

–En Uruguay argumentan que “allá, por la Argentina, tienen doce papeleras que contaminan y no dicen nada”. Mentira: el pueblo argentino protesta, sale a la calle, hace asambleas, reclama, va a la Justicia, protesta contra la contaminación ambiental, aunque algunos casos no salen a la luz. Ahora ésta también tiene que ser una pelea nuestra.