Sáb 29.04.2006

EL PAíS • SUBNOTA

Debate

Por Leonardo Moledo.

“Un festín para las privadas”



La verdad es que las universidades privadas se deben estar haciendo un festín con la farsa que están desarrollando en la UBA los grupos de izquierda. Y esta vez les está saliendo bien, o por lo menos mejor que piezas teatrales anteriores: cuando tomaron el rectorado no consiguieron nada, cuando trabaron y pretendieron paralizar la gestión progresista de estos últimos años en Exactas (para poner un ejemplo de la facultad en la que voto como graduado) no pudieron, hace poco menos de un mes, cuando intentaron romper el masivo acto del 24 de marzo, obligando a la Madres y Abuelas de la Plaza a retirarse del palco, casi lo consiguen; pero ahora se han colocado en una situación inmejorable: si la jugada les sale mal y finalmente la asamblea se realiza, de todas maneras habrán conseguido desestabilizar a la UBA por un tiempo, poner en ridículo al actual rector (que ya padeció este tipo de cosas cuando la toma del rectorado) y que la universidad protagonice frente a la sociedad un papelón de aquéllos, que será justificadamente celebrado por Radio Diez. Y si les sale bien, colocarán a un rector viciado de ilegitimidad que difícilmente podrá conducir la UBA, redundando en éxodo de alumnos y profesores hacia universidades privadas, que verán aumentado su caudal y –¿quién sabe?– respondiendo a la demanda podrán aumentar sus aranceles. Todo con apenas un centenar de militantes (0,00033 por ciento de los alumnos de la UBA), una muestra de eficiencia que envidiaría cualquier empresario neoliberal. También es interesante que haya quienes les hacen el juego refiriéndose a estos acontecimientos como “una garantía de pluralismo”, ante lo cual, algunos mal pensados dicen que si esto es lo que hacen cuando corren el riesgo de perder, es fácil imaginar lo que ocurriría si ganaran. La definición de pluralismo de la izquierda privatista (impedir la reunión de asambleas o colectivos en los que no se tiene la seguridad de ganar) es por lo menos inquietante.

Desde ya, llama la atención que propongan discutir un “modelo de universidad”, porque ¿cómo se puede discutir un modelo de universidad si se impide cualquier reunión a menos que se llegue a las conclusiones que les gustan? ¿Cómo se puede discutir un estatuto si impiden la asamblea que tendría que discutirlo? Discutir presupone aceptar que aquellos con quienes se disiente pueden tener razón o parte de ella (y es por eso que los fascistas son incapaces de discutir). Discutir significa razonar, no ceder a la tentación de la fuerza, del grupo de choque o de la “toma” para evitar la discusión. Y encima, muchos de ellos se dicen trotskistas... deberían recordar que quienes persiguieron sin tregua a Trotsky, lo expulsaron del partido, luego de la URSS y finalmente lo asesinaron miserablemente en México, razonaban exactamente de la misma manera.

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Por Pablo Rieznik *.

“Que vivan los estudiantes”



La totalidad de los actuales candidatos al rectorado de la UBA reivindica la Reforma Universitaria. Un acontecimiento histórico, al cual se le rinde pleitesía cada 15 de junio. Ese día de 1918 estaba convocada también una asamblea universitaria, la de la Universidad de Córdoba, para elegir a su rector. Había sido llamada por un interventor del gobierno de Yrigoyen para “normalizar” la casa de estudios. Los estudiantes de la FUC (la FUBA de Córdoba) habían sido persuadidos de que en la elección “institucional” sería designado un profesor accesible a sus reclamos. Pero la asamblea, sin embargo, votó a un candidato enemigo de los estudiantes, amigo del clero reaccionario y las camarillas profesorales de la época.

Fue el detonante de una explosión: la sala de sesiones fue copada por los estudiantes y se intimó a todo el mundo, incluida la policía, a desalojar el recinto. “La multitud arrolló a los gendarmes, arrastrándolos hasta la puesta de calle”, informa La Prensa del 16 de junio de 1918. Un dirigente estudiantil de la FUBA, perdón, la FUC, proclamó la toma del edificio y la asamblea de todos los estudiantes lanzó la huelga general. El protagonismo estudiantil ocupó el centro del escenario y se transformó en un movimiento nacional, hizo de la calle su territorio de lucha. Y transformaron su movimiento en programa: “Córdoba reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio, radica principalmente en los estudiantes” (“Manifiesto Liminar” de la FUBA, perdón, de la FUC).

Si no fuera por esta virulenta y decidida decisión no hablaríamos hoy de la Reforma ni sería un acontecimiento histórico. Publicamos al respecto una larga crónica en Página/12 años atrás. Una historia que no pocos pretenden ocultar como basura debajo de la alfombra. La democracia precisa de actos enérgicos para imponerla o impedir que sea precisamente basureada. Ni qué hablar cuando se trata de una asamblea universitaria amañada para impedir la expresión del “demos universitario”.

Conclusión: los estudiantes insurgentes de la FUC, perdón, de la FUBA, deben ser homenajeados. Reivindicar la Reforma Universitaria y la democracia en los claustros y repudiar la acción directa democratizadora de los estudiantes es un contrasentido. Y una hipocresía cuando se los tacha de “grupúsculos”, en defensa de cargos, camarillas y personas asociados con la destrucción de la UBA, con negocios privados y con un pasado oprobioso. Recordemos, entonces, para un final agradable aquella canción de Violeta Parra: ¡Que vivan los estudiantes!

* Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

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